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ANN ARBOR, Michigan.— Cada vez más la universidad es para los hijos de los ricos según un estudio de la Universidad de Michigan. El estudio muestra que la brecha en las tasas de graduación universitaria entre los estudiantes que provienen de familias de altos ingresos y los de familias con ingresos bajos ha crecido significativamente en los últimos cincuenta años.
“Vemos ventajas crecientes para los estudiantes que vienen de familias con altos ingresos”, dijo la economista de la UM, Martha Bailey, quien dirigió el análisis con la economista de la UM, Susan Dynarski. “Y vemos, también que los incrementos en la desigualdad educativa los impulsan principalmente las mujeres”.
Vivianne Schnitzer
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Bailey y Dynarski analizaron los datos de casi setenta años acerca de la educación post secundaria en el Censo de Estados unidos y las Encuestas Nacionales Longitudinales de la Juventud. Sus conclusiones se incluyeron, como un capítulo, en el libro Whither Opportunity? Rising Inequality and the Uncertain Life Chances of Low-Income Children, publicado este año por la Fundación Russell Sage.
Para su análisis las investigadoras compararon los logros educativos de las personas nacidas entre 1961 y 1964 (que estaban en edad de educación universitaria a comienzos de la década de 1980) con los de los nacidos entre 1979 y 1982 (que estaban en edad de educación universitaria a comienzos de la década de 2000), por ingreso familiar al tiempo que el joven o la joven tenían entre quince y dieciocho años de edad.
Las investigadoras encontraron que el 54 por ciento de quienes concurrían a las universidades a comienzos de los años 2000 y que provenían de familias en la categoría más alta de ingresos se graduaban de las universidades, esto es 18 puntos porcentuales más que los estudiantes en edad universitaria en el mismo grupo por ingreso veinte años antes. Por el contrario las tasas de graduación universitaria para los estudiantes provenientes del grupo con los ingresos más bajos subieron en el mismo período sólo del 5 al 9 por ciento.
“La creciente desigualdad en las tasas de graduación universitaria ha ocurrido durante un período en el cual la educación se ha tornado cada vez más importante para el nivel de las ganancias en el curso de la vida”, dijo Dynarski.
Las investigadoras de la UM también encontraron que ha aumentado la desigualdad en los logros educativos de forma más notable entre las mujeres que entre los hombres. Para quienes entraron a la universidad en los años 1980 la diferencia entre hombres y mujeres era pequeña: sólo un 2 por ciento más de mujeres que hombres en el grupo con ingresos más altos se graduó de las universidades; y se graduó aproximadamente un 2 por ciento menos de mujeres que hombres en el grupo de ingresos más bajos. Pero entre quienes ingresaron a la universidad en los años 2000 la brecha por género se ensanchó significativamente, y más aún al tope de la distribución de ingreso: un 13 por ciento más de mujeres que hombres en el grupo con ingresos más altos se graduó de la universidad.
Este avance en el logro educativo de las mujeres no es un fenómeno nuevo, señalan las investigadoras. Más mujeres que hombres se han graduado de la universidad en todos los grupos de edades desde 1950. Pero la brecha se ha ensanchado recientemente con lo cual la tasa general de graduación universitaria de las mujeres es ahora diez puntos más alta que la tasa para los hombres: un 32 por ciento comparado con un 22 por ciento.
El incremento reciente en la graduación universitaria de las mujeres refleja rápidos avances de los logros entre las mujeres de familias con lo ingresos más altos que han superado el desempeño de sus hermanos, según Bailey. No es del todo claro por qué esto ha ocurrido.
Cualesquiera sean las razones para el crecimiento de la desigualdad por género en la graduación la creciente brecha por ingresos tiene algunas claras implicaciones de política, según las autoras.
“El estímulo para que más jóvenes de bajos ingresos vayan a la universidad no servirá, por sí solo, para cerrar las brechas por ingreso en el logro educativo”, concluyeron. “Aún si la tasas de ingreso universitario por un milagro se equipararan en todos los grupos por ingreso, las diferencias existentes en la persistencia seguirían produciendo grandes brechas en la graduación”.
Bailey es profesora asistente de economía en el Colegio de Literatura, Ciencia y las Artes (LSA) de la UM, y docente asociada con el Instituto de Investigación Social (ISR) de la UM. Dynarski es profesora asociada en la Escuela Gerald R. Ford de Política Pública de la UM, y la Escuela de Educación de la UM, y también hace trabajos en el departamento de economía del ISR.
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