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La temporada del pavo, las salsas, los pasteles y el reflujo de acidez


Los excesos de comida durante las fiestas traen más reflujo de acidez pero el reflujo prolongado puede llevar al mal de Barrett y cáncer del esófago

ANN ARBOR, Michigan.— Jack Selby, de Lansing (Michigan) había sufrido el reflujo de acidez toda su vida, especialmente durante las fiestas de fin de año cuando se excedía en algunas de sus comidas y bebidas favoritas.

“En los días especiales a lo largo del año pero, particularmente, las fiestas, el pavo y las salsas y todos los otros platos con cebolla, deliciosos aderezos, jugos y alcohol me causaban mucho malestar debido a la acidez estomacal y, por supuesto, cuando uno come demasiado y se queda dormido”, dijo Selby, un jubilado de 68 años de edad. “No es una cosa que a uno le guste mucho que le ocurra”.

Selby creyó que los antiácidos que se compran sin receta habían resuelto su problema. Pero resultó que sólo estaban encubriendo una condición conocida como esófago de Barrett, un trastorno que conduce frecuentemente a una forma de cáncer del esófago llamada adenocarcinoma.

La incidencia del adenocarcinoma de esófago ha crecido en un 350 por ciento durante la última década lo cual la hace el tumor maligno de incremento más rápido entre los hombres blancos.

“Las personas que padecen un reflujo gastro-esofageal constante, esto es una devolución del ácido estomacal en el esófago, por años y años, exponen el revestimiento interior del esófago al bombardeo del ácido”, dijo Mark Orringer, profesor de cirugía en la Sección de Cirugía Torácida del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan.

“El esófago nunca tuvo el propósito de contener ácido y con el reflujo constante de ácido a lo largo de los años el revestimiento se quema y eso puede tener implicaciones significativas”, añadió Orringer.

Selby debió someterse a una esofagetctomía, la extirpación del esófago. El hombre recibió el tratamiento en la Universidad de Michigan, pionera nacional en la realización de un tipo de esofagectomía –conocida como esofagectomía transhiatal o THE por su sigla en inglés- que es menos invasiva que el método original de esofagectomía que debajba a los pacientes con una enorme incisión en el pecho.

Actualmente la operación se lleva a cabo con un procedimiento mínimamente invasivo, y con una elevada tasa de supervivencia de los pacientes. Este mes se alcanzó en la UM la cifra de tres mil de estos procedimientos realizados.

“Se ha sabido por mucho tiempo que la eseofagectomía es una operación que tiene un impacto físico enorme sobre el paciente”, dijo Orringer. “Hace muchos años la operación de esofagectomía tradicional se hacía a través del pecho, tenía una tasa de mortalidad de más del 20 por ciento, y uno de cada cinco pacientes moría cuando tratábamos de proporcionarles confort al tragar, permitiéndoles que comieran por el tiempo que les restaba en el hospital. Con el advenimiento y los avances de la esofagectomía transhiatal la tasa de muertes por el procedimiento está por debajo del 1 por ciento en la UM”.

La esofagectomía transhiatal se desarrolló y refinó en la UM e involucra la remoción del esófago enfermo y su reconstrucción. El procedimiento se lleva a cabo a través de una incisión en el cuello y en el abdomen y elimina la necesidad de abrir el pecho, una técnica que todavía se usa en algunos centros de salud.

El Sistema de Salud de la UM lleva a cabo cada año de 120 a 140 esofagectomías que permiten que los pacientes coman y traguen normalmente después del procedimiento.

“A mí me hicieron una esofagectomía hace unos quince meses y ahora estoy muy bien”, dijo Selby, quien ganó peso después que se jubiló y pesaba 118 kilogramos (260 libras) antes de la esofagectomía. “He perdido unos 32 kilogramos (70 libras) lo cual, por supuesto, significa que tengo todo un nuevo vestuario, tengo mucha energía y me siento muy bien”.

Según Orringer existe, literalmente, una epidemia de reflujo de acidez en Estados Unidos y está relacionada directamente con la obesidad.

“Están disponibles algunos poderosos compuestos que reducen la acidez como los bloqueadores H2, inhibidores de bomba de protón que pueden suprimir absolutamente la producción de ácidos por parte del estómago, y eliminan virtualmente la sensación de ardor en el pecho. Desafortunadamente los pacientes a menudo creen que si ha desaparecido la sensación de ardor, el problema se resolvió”, explicó Orringer.

Los pacientes cuyo esófago ha sido lesionado repetidamente por la acidez estomacal durante años y años tienen más probabilidades de desarrollar cáncer, y la condición Barrett del revestimiento interno del esófago es la primera señal de complicaciones graves.

Esta condición se diagnostica mediante la inserción de una sonda iluminada en el esófago y la toma de una muestra para biopsia del revestimiento interior del esófago, un tubo de unos 30 centímetros entre la garganta y el estómago. El esófago transporta la comida tratada al estómago para su digestión.

“La condición Barrett no es predecible en su comportamiento y hay que mantenerla bajo observación para ver si desarrolla algunas señales de malignidad o de cambio hacia un cáncer, y esto no está relacionado con que la persona sienta ardor en el pecho o no”, dijo.

Si el ardor por la acidez estomacal empeora más allá de lo normal, o si los pacientes empiezan a tener dificultades para tragar, esto es una condición llamada displasia, puede ser indicio de que está ocurriendo en el esófago algo más grave que la acidez estomacal por el exceso de jamón y pasteles durante las fiestas.

“Un poco de acidez estomacal entre la Navidad y el Año Nuevo no va a matarnos por cáncer, pero la acidez estomacal prolongada porque comemos en exceso, comemos tarde en la noche, comemos sentados frente al televisor y comemos algunos bocadillos antes de irnos a acostar con el estómago lleno, o porque tenemos exceso de peso, sí es algo a lo que deberíamos prestar atención”, dijo el cirujano de tórax.

Recursos:

División de Cirugía Torácica de la Universidad de Michigan

Por más información sobre la esofagectomía transhiatal

Resultados del cáncer de esófago para los pacientes

Contacto (español): Vivianne Schnitzer
Teléfono: 1–734–763–0368

Contacto (inglés): Shantell Kirkendoll

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