“Ésa tal vez sea la hipótesis más fácil de entender porque es bastante directa, pero los sistemas de las enfermedades infecciosas son, habitualmente, mucho más complicados”, dijo King, profesor asociado de ecología y biología evolucionaria y co investigador principal junto con Pejman Rohani, un profesor de ecología y biología evolucionaria. “Buscamos entender por qué vemos estos patrones de la tos convulsa, tanto el resurgimiento en el número total de casos como el cambio en la distribución por edades de estos casos”, dijo King. “Realmente no entendemos ninguno de estos dos aspectos y vemos que ocurren en todo Estados Unidos”. King es también profesor asociado de matemáticas. Además de su posición en el Departamento de Ecología y Biología Evolucionaria, Rohani es profesor de sistemas complejos y profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la UM. A diferencia de la investigación epidemiológica convencional de un brote de enfermedad, el nuevo estudio de la UM se apoyará mayormente en el uso de modelos matemáticos de la propagación de la tos convulsa y en métodos estadísticos para extraer información de los datos. Se usarán los datos de archivo sobre los brotes de tos convulsa que ocurrieron antes de que se usara la vacuna para determinar algunos aspectos fundamentales de la biología de la tos ferina: la duración de la inmunidad derivada de la infección y el impacto epidemiológico de las infecciones repetidas, como asimismo las contribuciones respectivas de la demografía de la población, los contactos específicos por edad y las estaciones. Una segunda fase de la investigación enfocará los aspectos específicos de la vacuna en el problema, centrándose en los países donde se usa la vacuna y se conocen los cronogramas de inmunización. “La prueba última de si ha avanzado nuestra comprensión de la tos convulsa estará en la explicación de un enigmático conjunto de datos, el que se refiere a los patrones cambiantes de la incidencia de la tos convulsa en Estados Unidos durante los últimos treinta años”, dijo Rohani. “Lo que hemos propuesto, creo, representa el esfuerzo más integral de un examen sistemático de la tos ferina”. La nueva información que proporcione el estudio podría, por ejemplo, conducir a recomendaciones sobre la revisión de los cronogramas de inmunización de tos convulsa para los niños, señalaron Rohani y King.
Actualmente los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) recomiendan que los infantes y niños reciban la vacuna contra difteria, tétano y tos ferina acelular (la “triple) a los dos meses, cuatro meses, seis meses, y 15 y 18 meses de edad, y otra dosis de vacuna contra la tos convulsa se recomienda para los adolescentes. En 2010 se registraron en todo el país 27.550 casos de tos convulsa con 27 muertes, de las cuales 25 fueron de infantes. En todo el mundo ocurren cada año de 30 millones a 50 millones de casos de tos ferina con el resultado de unas 300.000 muertes, según los CDC. En 2010 se informó de 9.143 casos de tos convulsa (con la muerte de 10 infantes) en California, la cifra más alta de casos registrada en el Estado desde 1947. El Estado de Washington informó en 2011 de 965 casos, comparados con 608 casos en 2020. Hasta el 7 de abril de 2012 se había informado en Washington de 776 casos. Enlaces: Pejman Rohani Aaron King Contacto (español): Vivianne Schnitzer
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