El mundo es un aula de la UM en Coursera
ANN ARBOR, Michigan.— El autobús urbano en Madrid, España, en el cual Ruben Fernández viaja cada mañana hacia su empleo es también el aula donde aprendió sobre finanzas de un profesor de la Universidad de Michigan.
Fernández siguió las disertaciones del profesor en su iPhone distribuidas gratuitamente por la compañía de educación Coursera. Miles de estudiantes han hecho lo mismo en todo el mundo.
“A mí me encanta aprender sobre asuntos nuevos”, dijo Fernández, un ingeniero en telecomunicaciones, de 25 años de edad, que también tomó un curso de la UM sobre la historia de Internet.
La UM fue una de las cuatro universidades que se asociaron con Coursera cuando la compañía empezó a ofrecer clases a principios de este año. En meses recientes el número de instituciones académicas ha saltado a treinta y tres con más de 1,35 millones de personas matriculadas en casi 200 países.
Los cursos de nivel universitario incluyen disertaciones de profesores, asignaciones, exámenes y foros en línea donde los alumnos pueden estudiar juntos. Quienes han completado el trabajo requerido reciben un certificado.
Pero muchos de los estudiantes son como Sarah Siteman, en Nueva Escocia, Canadá, que simplemente disfrutan escuchando y viendo las disertaciones para su propia educación aunque no buscan un certificado.
“El valor real de las clases, para mí, está en que aprendo algo que no sabía, o algo que me hace pensar distinto acerca de un asunto”, dijo Siteman, de 67 años de edad, quien trabajó como bibliotecaria universitaria antes de jubilarse.
Siteman acaba de completar un curso de 10 semanas sobre historia, tecnología y seguridad de la Internet, dictado por Charles Severance, un profesor clínico asociado en la Escuela de Información de la UM.
Más de 49.000 personas se han inscrito en la clase de Severance. Sólo 14.000 se conectaron para la primera disertación y 11.000 tomaron el primer examen, indicó el profesor. Aproximadamente 4.500 personas continuaron hasta el fin del curso para obtener el certificado.
Severance creó un mapa mundial que muestra dónde estaban ubicados sus estudiantes. Europa, América del Norte e India están cubiertas de alfileres junto con vastas franjas en África, América del Sur y Asia.
Coursera indica que tiene una amplia audiencia en América Latina, y que tan solo Brasil alberga a casi el 6 por ciento de sus estudiantes.
Milene Pereira, una estudiante de ciencias de biblioteca de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro, dijo que le gusta Coursera porque es interesante, estimulante e innovador.
“La mejor parte del curso fue el ponerse en contacto con una manera distinta de aprendizaje y el conocimiento ofrecido por un profesor fantástico, de la asombrosa Universidad de Michigan”, dijo. “La parte peor fue que el curso fue muy corto, apenas tres meses”.
Pilar Reyes, una maestra de cuarto grado en Colombia, también tomó el curso de Severance y otro sobre música mundial.
“Estoy muy entusiasmada con lo que Coursera hace por la gente que quiere aprender y mejorar sus destrezas”, dijo Reyes. “En mi caso, sé que el certificado no tiene aceptación en mi país, pero no me importa. Disfruté de la experiencia, los foros y la oportunidad de escribir en inglés a nivel académico”.
Las disertaciones de Severance fueron traducidas a 20 idiomas por estudiantes que tomaron la iniciativa por su cuenta.
“Me siento aquí y pienso ‘mis disertaciones traducidas a una veintena de lenguajes y yo no moví un dedo’”, comentó Severance. “Es la ley de las grandes magnitudes. Cuando se consigue gente suficiente habrá alguien que pase treinta minutos para traducir la disertación a rumano. Es hermoso”.
Severance, a quien sus estudiantes conocen por “doctor Chuck”, también quedó muy entusiasmado por la forma en que la clase se convirtió en una comunidad auto organizada de aprendices. Él no tuvo que pasar mucho tiempo en los foros respondiendo preguntas porque los estudiantes empezaron a ayudarse unos a otros.
“Con seis mil estudiantes, puede haber cien que estén confundidos”, dijo. “Pero habrá quinientos que entienden absoluta y claramente lo que ocurre. Y esos quinientos responden las preguntas a medida que surgen”.
Sabrina Kirschner, de 27 años, una maestra de escuela secundaria en Viersen, Alemania, dijo que para ella fue una sorpresa ver con qué facilidad los estudiantes que no hablan inglés podían seguir las clases de Severance.
“Mientras que las clases en la universidad son, habitualmente, muy competitivas”, dijo, “yo tuve la sensación de que en cada discusión en el foro los otros estudiantes realmente eran considerados y bien dispuestos a ayudar, incluso proporcionando traducciones para quienes tenían que lidiar con la barrera del lenguaje”.
Los estudiantes también establecieron una página de Facebook que se tornó en un foro popular para la discusión de la clase y para trabajar juntos.
Una queja común acerca de Coursera es que las clases carecen del contacto humano real entre estudiantes y profesores que ocurre en el contexto del aula tradicional. Pero ésa no fue una preocupación mayor para Tni Alsford, quien tomó la clase de historia de Internet y se gana la vida creando seminarios de salud en Nueva Zelanda.
“La mayoría de las clases que yo tomé en la universidad eran numerosas, y yo tuve muy poco contacto con los disertantes”, dijo. “De modo que no me preocupó demasiado el que hubiese poco contacto con el maestro”.
Alsford dijo que apreciaba la flexibilidad, la posibilidad de ver las disertaciones a su conveniencia, y de verlas y escucharlas otra vez si lo necesitaba. Pero Alsford dijo que a veces le ocurrió que se distraía fácilmente y tenía que hacer un esfuerzo para enfocarse en las disertaciones.
“Cuando el curso es sólo una de las tantas etiquetas en Internet, es fácil que uno pase de un sitio a otro, salga de clase y deje las asignaciones para otro momento”, añadió.
Como maestro la experiencia de Gautam Kaul fue completamente diferente. El profesor de finanzas en la Escuela Ross de Negocios, de la UM, dijo que Coursera le obligó a enfocarse más y mejoró su instrucción.
“De pronto me dí cuenta que no hay una audiencia. Yo estaba hablando ante una cámara”, dijo Kaul cuyo curso fue el que tomó Fernández en el autobús en Madrid. “Eso me llevó a enfocarme mucho, y además sabía que había un límite de tiempo para la grabación”.
Kaul dijo que para su curso de Introducción a las Finanzas se inscribieron 130.000 estudiantes, y 80.000 se conectaron para ver y escuchar el primer video. Hasta la semana pasada todavía había 20.000 participantes en el curso.
“Para mí éste es un medio poderoso para hacerse conocer globalmente”, indicó Kaul. “Se trata de mostrar lo que uno tiene realmente, no solo hablar sobre ello. Tenemos un buen producto: vengan a Michigan”.
Mwhreen Tahir jamás había escuchado de la UM hasta que empezó a tomar la clase de historia de Internet en Coursera. La mujer de 25 años de edad, que vive en Rawalpindi, Pakistán, tiene un diploma en ingeniería de telecomunicaciones y usa Coursera para explorar otros campos de estudio.
“He completado dos cursos de la universidad y estoy en la mitad de otros dos”, dijo. “Fue por pura casualidad que yo seleccioné estos cursos porque me interesaban. Ahora diría que tengo en muy alta estima a la Universidad de Michigan. Tiene algunos instructores excelentes”.