23 Enero 2013
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ANN ARBOR—Ratones hembras expuestas a Bisfenol A (BPA, por sus siglas en Inglés) a través de la dieta de sus madres durante el periodo de gestación y lactancia mostraron ser hiperactivos, exhibieron actividades espontáneas y tenían una masa corporal más delgada, que los que no fueron expuestos a esta sustancia química, según investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan.
BPA es el producto químico que se encuentra comunmente en el revestimiento de alimentos envasados en latas y en los recibos de las cajas registradoras. Anteriormente se encontraba en numerosas botellas de plástico duro, incluyendo biberones, pero muchas compañías lo han eliminado tras revelarse en los últimos años los riesgos de la exposición a este material.
Los últimos resultados de los investigadores de la Universidad de Michigan contradicen estudios previos de BPA que revelaron que esta sustancia química era un factor en la obesidad. Pero Dana Dolinoy, Profesora Asistente de Ciencias de Salud Ambiental y la autora principal de un estudio correspondiente, explica que la investigación muestra que son numerosos los factores que influyen de la manera en que el organismo reacciona a la sustancia química.
“Nuestar hipótesis al iniciar el estudio era que podía actuar como un agente que propicia la obesidad. Hay alguna evidencia preliminar de que lo hace. Sin embargo hay diferencias en la exposición, duración y cuando se mide al individuo”.
“Evidencia reciente en humanos sólo observa en un momento determinado del tiempo. En lo que realmente estamos interesados es en la exposición a BPA durante el desarrollo temprano y de que manera impacta la salud a través de la vida. Estas son dos cuestiones muy diferentes”, dice Dolinoy .
Los investigadores expusieron a las madres a tres niveles distintos de BPA en la dieta y posteriormente siguieron a los hijos hasta la edad adulta, a los tres, seis y nueve meses de edad. La extensión promedio de vida de un ratón es de dos años, por lo que son adultos a los tres meses.
“Miramos a distintos fenotipos metabólicos, incluyendo actividad espontánea, ingesta de alimentos. el gasto de energía y la composición corporal” dice Olivia Anderson, estudiante de Doctorado en Ciencias del Medio Ambiente y la autora principal en del artículo publicado en la edición de Internet del Journal of the Federation of American Societies for Experimental Biology.
“Pienso que el resultado más relevante fue el aumento de actividad en esos animales”, dijo.
“Hay varias cosas que necesitamos observar al evaluar estudios que investigan el BPA como un factor de obesidad, tales como la composición de la dieta. No todas las dietas son similares en estos estudios. Algunas personas tienen una dieta alta en grasas. otros tienen dietas con distintos niveles de proteínas. Luego existe la diferencia en el tiempo y dosis de exposición al BPA”, dijo Anderson.
“Es importante profundizar un poco más y observar los mecanismos sobre los que actúa el BPA”.
Dolinoy asegura que se necesitarán más estudios para entender la razón por la que sólo las hembras mostraron un exceso de actividad y un cuerpo más delgado, pero como se sabe que BPA afecta el estrógeno y la tiroide lo más probable es que impacte esas hormonas naturales en las hembras.
El laboratorio de Dolinioy se dedica al estudio de la epigenética del medio ambiente y nutrición —para descubrir de que manera la exposición a un factor químico, nutricional y de comportamiento alteran la expresión de los genes e impactan la salud y enfermedad.
En Diciembre, la investigadora y sus colegas publicaron un estudio sobre BPA en los tejidos del hígado fetal, lo que demostró que hay una exposición considerable a la sustancia química durante el embarazo. La investigación también mostró que el BPA en los fetos se encontraba en una forma que no era eliminada por el cuerpo a diferencia de estudios previos que muestran que los humanos lo metabolizan y eliminan de sus cuerpos.
Su trabajo es apoyado por U-M Formative Children’s Environmental Health and Disease Prevention Center (UM-CEHC) y el U-M Michigan Nutrition and Obesity Research Center (MNORC). MNORC recibe financiamiento de los Institutos Nacionales de Salud (INH, por sus siglas en Inglés) y la Agencia para la Protección del Medio Ambiente.