ANN ARBOR, Michigan.— Geoff Emberling hace lo que pocos arquéologos siguen haciendo en un mundo que ya ha sido excavado abundantemente con picos, palas y azadas. Emberling busca una ciudad perdida
La antigua capital fue gobernada por los reyes de Nubia en lo que es ahora el norte de Sudán al sur de Egipto. Poco se sabe acerca de los reyes que aparecieron repentinamente en el escenario histórico alrededor del año 800 antes de Cristo y conquistaron todo Egipto antes de desaparecer nuevamente en el desierto.
“No tenemos idea de dónde vinieron estos reyes”, dijo Emberling, científico investigador en el Museo Kelsey de Arqueología en la Universidad de Michigan. “Básicamente aparecieron de ninguna parte”.
Nubia, conocido también como Kus, fue uno de los primeros centros de autoridad política, riqueza y poderío militar en África. Pero debido a la falta de información sobre Nubia no ha sido parte de la discusión más amplia acerca del ascenso y la caída de las civilizaciones de la forma en que lo han sido Egipto y la Mesopotamia.
Gran parte de la investigación arqueologica se ha enfocado en las tumbas y templos de la capital nubia de El Kurru, dijo Emberling.
“Ha habido una falta de excavación de los asentamientos que es donde se encuentran los sitios en los cuales la gene vivía realmente el día a día”,. añadió. “Estoy muy entusiasmado por completar este panorama”.
Emberling partió hacia El Kurru la semana última de diciembre y planifica quedarse allá por seis semanas trabajando cerca de una franja del río Nilo que fluye a través del desierto del Sájara.
“Espero llegar a una idea bien aproximada acerca de dónde están los restos de la ciudad y confío en que seré capaz de hacer un mapa de ellos tan extenso como pueda”, agregó.
Emberling tiene una idea general acerca de dónde excavará, sobre la base de las notas de Georgie Reisner, un arqueólogo estadounidense que excavó las pirámides nubias 1918 y 1919. Las notas de Reisner mencionaban un largo muro de la ciudad con un portal encarado al Nilo. Reisner también apuntó que había un pozo que era los suficientemente grande como para que hubiese podido ser parte de un palacio. Pero el sitio no fue excavado y desapareció bajo la arena.
“Uno de los retos es que los restos de la ciudad son ahora completamente invisibles en el sitio”, dijo Emberling. “Dado que Reisner solo estaba tomando notas no hay algo que localice dónde estaba algo de todo esto”.
Emberling trabaja con arqueólogos de Dinamarca y Sudan que usan una variedad de técnicas: imágenes de satélite, relevamientos topográficos, manetometría y núcleo geológico, que consiste en la inserción de un tubo en el suelo y la extracción de una columna de sedimentos.
“Quizá no encontremos la ciudad”, dijo. “Puede que una inundación del Nilo haya destruido las cosas demasiado. Puede que los restos de por sí fueran ya muy efímeros. Veremos”.
En años recientes Sudán ha sido conocido más como el sitio de una guerra civil, por el genocidio y las bases de Al Qaeda. Pero Emberling dijo que en medio de toda la turbulencia y la violencia los arqueólogos han trabajado sin interrupciones en la parte norte del país.
“No es tan peligroso como parece”, añadió. “A mi me gusta mucho trabajar con los sudaneses”.
Emberling añadió que en gran medida la arqueología no está politizada en Sudán como lo está en otros países.
“Podemos ser exclusivamente arqueólogos y enfocarnos en nuestro trabajo sin preocuparnos acerca de cómo ello afectará los reclamos de grupos étnicos diferentes o los límites territoriales, y eso es un alivio”, indicó.