Las nuevas recomendaciones para la atención de emergencia en casos de ataque cerebral coinciden con la investigación de la UM según la cual los hospitales comunitarios pueden ofrecer el tratamiento clave
ANN ARBOR, Michigan.— Desde que el momento en que una persona empieza a experimentar los síntomas de un accidente cerebrovascular, el reloj corre.
Cada minuto que pasa puede marcar una diferencia en la recuperación de su cerebro, sus brazos, sus piernas, el habla o la capacidad para pensar.
Ahora las nuevas recomendaciones nacionales para el tratamiento del ictus cerebral, entre cuyos autores se cuenta un miembro del Programa Integral de Infarto de la Universidad de Michigan, dejan bien claro cuánto cuenta cada minuto. También definen un papel para todos los tipos de hospitales en el tratamiento de las emergencias por infarto, incluidos los hospitales comunitarios del tipo incorporado a un reciente estudio de la UM sobre la atención del accidente cerebrovascular.
Las normas de la Asociación Estadounidense del Infarto se publican en la revista Stroke de la Asociación Cardiaca Estadounidense. Los autores incluyen a Phillip Scout, médico de emergencias en la UM y miembro del Programa Integral de Infarto de la UM.
Aquí, algunos datos clave:
- 90 por ciento – es la proporción de víctimas de ataque cerebral cuyos síntomas son consecuencia de coágulos que obstruyen los vasos sanguíneos en el cerebro por lo cual son candidatos potenciales para tratamiento con anticoagulantes si llegan al hospital a tiempo.
- 9-1-1 – es el número telefónico al que debe llamarse de inmediato cuando una persona o alguien que esté cerca empiece a experimentar síntomas de accidente cerebrovascular, de manera que el paciente pueda llegar a un centro hospitalario de infarto tan pronto como sea posible.
- 4,5 horas – es el máximo de horas que pueden pasar entre el inicio de los síntomas de infarto y el comienzo del tratamiento con disolventes de coágulos (llamado tPA). Muchos pacientes demoran en buscar asistencia con lo cual pierden minutos preciosos.
- 2 millones – el número aproximado de células del cerebro (neuronas) que se pierden con cada minuto de demora en el restablecimiento del flujo sanguíneo después de un infarto. Lo mejor es el tratamiento cuanto antes.
- 60 – el número de minutos entre el momento en que una víctima típica de ataque cerebral llega al hospital y el momento en que recibe tratamiento para disolver un coágulo en su cerebro. Este “tiempo entre la puerta y la aguja” incluye el tiempo que se requiere para el uso de escáneres de cerebro que indique si el ictus cerebral se debe a un coágulo o a una hemorragia.
- 4 – el número de letras en la palabra inglesa FAST (rápido) que es una manera fácil de recordar los indicios repentinos de un infarto
- F (face dropping) el rostro desencajado. ¿Aparece un lado del rostro flácido o sin sensibilidad?
- A (arm weakness) debilidad en el brazo. ¿Se debilita un brazo o una pierna?
- S (speech difficulty) dificultad en el habla. ¿Habla de forma confusa, es difícil entenderle?
- T (time) tiempo. Es tiempo de llamar al 9-1-1 y de ir al hospital de inmediato.
- 24/7 – las horas del día en las cuales los hospitales de todo tipo deberían estar preparados para manejar la llegada de una víctima de infarto, sin importar qué nivel de atención de infarto el hospital pueda proporcionar.
- Debería usarse el transporte médico aéreo y el apoyo médico a distancia de los hospitales con grandes centros de infarto, tales como la UM, para complementar el cuidado que pueda brindar cualquier hospital en particular, indican las recomendaciones.
Las nuevas normas recomiendan la integración de redes regionales de centros integrales de Infarto (que ofrecen tratamiento altamente especializado, a toda hora y todos los días, para todos los tipos de infarto), los centros primarios de infarto (que proporcionan atención especializada, a toda hora y todos los días principalmente para infartos isquémicos), y los hospitales preparados para atender infartos agudos (los cuales pueden evaluar y tratar la mayoría de los infartos pero carecen de capacidades altamente especializadas) y los hospitales comunitarios.
Entre otras revisiones importantes de las normas: si es factible, los pacientes deberían ser transferidos rápidamente al centro certificado para atención primaria de infarto o el centro integral de infarto más cercanos, lo cual podría requerir el transporte médico aéreo.
“Sin embargo, para los pacientes que llegan a los hospitales que no ofrecen una pericia especializada en infartos, la telemedicina y el simple apoyo telefónico pueden proveer un acceso en tiempo real a esa pericia”, dijo Scott “Si uno de tales hospitales se asocia con un centro primario o integral del cáncer, pueden tomarse rápido las decisiones de tratamiento para los pacientes”.
Scott ha dirigido un esfuerzo de investigación en 24 hospitales, llamado INSTINCT (financiado por el Instituto Nacional de Enfermedades Neurológicas y e Infarto) que evaluó la capacidad de los hospitales comunitarios para proporcionar el tratamiento seguro y eficaz del infarto, con instrucción y apoyo a toda hora, todos los días, disponible de la UM.
Otras recomendaciones clave en las nuevas normas incluyen:
- Deberían crearse dentro de los hospitales comités multidisciplinarios de mejoramiento de la calidad que revisen y vigilen la calidad de la atención al infarto.
- Los extractores de stent introducidos recientemente podrían quitar los coágulos grandes de forma más completa y rápida que los tPA. Pero estos instrumentos no deberían sustituir el tPA intravenoso y deberían usarse solamente en los estudios clínicos para determinar si mejoran los resultados para los pacientes.
Contacto (inglés):
Kara Gavin
Teléfono: (734) 764-2220