Fotografía de Alex Wellerstein:
http://alexwellerstein.com/collection/
ANN ARBOR, Michigan.— Por décadas, las pacientes con apellidos hispanos internadas en asilos para los así llamados “débiles mentales” y en instituciones psiquiátricas de California fueron esterilizadas a tasas desproporcionadas que van del 20 al 30 por ciento. Así lo indica una nueva investigación de la Universidad de Michigan que analiza la documentación resultante de la burocratización de este procedimiento discriminatorio e irreversible.
Alexandra Minna Stern, profesora de Obstetricia y Ginecología y de Cultura Estadounidense, y Natalie Lira, estudiante de Posgrado del Programa de Estudios Latinos, han realizado un análisis cuantitativo y cualitativo de miles de solicitudes de esterilización procesadas en California por los superintendentes de las instituciones estatales. Su análisis demuestra la discriminación étnica y racial en los procedimientos de esterilización de California. Estas esterilizaciones representan hasta un tercio de las aproximadamente 60.000 esterilizaciones llevadas a cabo en treinta y dos estados, bajo leyes estatales igualmente discriminatorias que estuvieron vigentes entre 1907 y 1980.
Las 20.000 esterilizaciones de California ocurrieron en instituciones psiquiátricas y para “discapacitados en su desarrollo” (los así llamados “débiles mentales”), incluida la casi olvidada Colonia Pacífico, donde se llevaron a cabo dos mil procedimientos. La mayor parte ocurrió entre 1922 y 1952, bajo la Ley de Eugenesia de 1909, anulada recién en 1979.
Por su parte, los registros de Carolina del Norte, analizados anteriormente, “demuestran una esterilización desproporcionada de mujeres afroamericanas, y los registros en Alberta, Canadá, indican que las mujeres de los pueblos indígenas fueron esterilizadas a tasas más altas”, explica Stern, quien planifica la creación de “un archivo digital de gran escala para hacer que esta historia sea ampliamente accesible”.
“Esta investigación histórica plantea cuestiones importantes acerca del persistente legado de la eugenesia en la California contemporánea, y de la permanente lucha por los derechos reproductivos de las mujeres en las Américas”, dice Stern, que ha dedicado gran parte de su carrera y sus investigaciones a la historia de la salud reproductiva. La profesora Stern forma parte de un panel sobre este tema en una conferencia que se inicia hoy en la Universidad de Michigan, titulada “Justicia reproductiva: militantes, defensores, académicos en Ann Arbor”.
Para justificar esta esterilización forzada se usaron varios argumentos, incluyendo las “desviaciones sexuales”, ser catalogada como “débil mental” o padecer epilepsia, ser madre soltera adolescente sin un sistema de apoyo, o tener un cociente intelectual por debajo de 70. Muchas de las jóvenes esterilizadas en California eran de origen mexicano, provenían de familias trastornadas por patrones de migración a través de la frontera, y tenían un acceso limitado a la educación.
Las familias mexicanas de las menores esterilizadas fueron quienes más enérgicamente se opusieron a la esterilización eugenésica, y llevaron los casos a los tribunales. El consulado mexicano y la Iglesia Católica expresaron también su oposición.
“Esto fue un anticipo del movimiento de justicia reproductiva”, dice Natalie Lira, quien estudió miles de documentos, incluidas las mociones presentadas por las familias en tribunales –aunque sin éxito– para protestar contra los procedimientos programados.
Lira muestra el caso, en 1931, de JR y sus tres hijos como ejemplo. El superintendente de Sonoma, Fred Butler, quería esterilizar a los tres hijos (“idealmente, los tres”) y explicó que el procedimiento era necesario para que “él jamás pueda reproducir a los de su tipo, porque sabemos por experiencia que los individuos con una mentalidad como la suya jamás deberían tener cría, ya que, habitualmente, son defectuosos de alguna forma”. Todo quedó documentado con detalle e incluye secciones para “estipulaciones legales”.
Para algunos, como SRG, ésta fue una batalla legal muy dura. La hija de esta mujer fue esterilizada en 1941 en la Colonia Pacífico, a pesar de las objeciones de la madre en el sentido de que la ley de esterilización de California era inconstitucional, privaba a la joven del debido proceso, y violaba la Enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos.
Este patrón de discriminación creó en California el escenario para la esterilización no consentida de mujeres de origen mexicano en el Hospital USC-LA de Condado, en la década de 1970, situación reconstruida con gran detalle en el documental “No más bebés de por vida”, que se difundirá pronto, y que presenta a la investigadora Stern.
La revista Chicana/o Studies revisa ahora un artículo de Lira y Stern para su publicación.
Conferencia sobre Justicia Reproductiva: http://globalreach.med.umich.edu/events/2013-sexual-rights-and-reproductive-justice-conference-ann-arbor
http://www.lsa.umich.edu/history/people/ci.sternalexandra_ci.detail
http://www.lsa.umich.edu/latina