Contacto (inglés):
Nicole Casal Moore
Teléfono: (734) 647-7087
ANN ARBOR, Michigan.— Si bien un número sin precedentes de hospitales y médicos participa en los esfuerzos para el intercambio de información electrónica sobre salud, algo que permite que las historias médicas sigan a los pacientes cuando van de uno a otro proveedor de cuidado de la salud, el éxito a largo plazo de estos programas está en duda.
Esto es lo que indica una nueva encuesta nacional de organizaciones que trabajan en el intercambio de información de salud, encabezada por una investigadora de la Universidad de Michigan.
Los esfuerzos para el intercambio de información de salud operan principalmente cuando los pacientes cambian de médico o son internados en un hospital. Dado que brindan a los médicos el acceso a la historia médica de los pacientes, podrían mejorar los diagnósticos y reducir la redundancia de análisis y pruebas, fortaleciendo tanto la calidad como la eficiencia de la atención. Se les ha considerado una prioridad nacional y la Ley de Reactivación y Reinversión de 2009 asignó 548 millones de dólares para ayudar a los estados a establecer estos intercambios.
Por ello no es sorprendente que desde la última encuesta del equipo investigador en 2010 se haya duplicado el porcentaje de hospitales en Estados Unidos que participan en un programa de intercambio y que se haya triplicado el porcentaje de consultorios médicos que participan. El nuevo estudio contó 119 intercambios de información en operaciones en todo el país, lo cual representa un aumento del 61 por ciento desde 2010. Actualmente el 30 por ciento de los hospitales y el 10 por ciento de los consultorios médicos de Estados Unidos participa en uno de estos intercambios.
“Lo que hemos comprobado es que los fondos federales hacen, realmente, una gran diferencia”, dijo la autora principal del estudio Julia Adler Milstein, profesora asistente en la Escuela de Información y la Escuela de Salud Pública de la UM. “Lo que no ha cambiado, empero, es la percepción de que las organizaciones todavía no han encontrado la forma de auto financiarse, lo cual será un gran problema después que se terminen los fondos del gobierno en enero de 2014”.
El 74 por ciento de los programas de intercambio indicó que enfrenta dificultades para desarrollar un modelo de negocios sostenible. Con el paso de los años algunas organizaciones han cerrado sus puertas al terminarse las concesiones de fondos federales. Adler Milsten ofrece una explicación sobre esto.
“Los proveedores de cuidado de la salud no están dispuestos a pagar por el servicio al nivel necesario”, indicó. “No ven en ese servicio un valor suficiente y eso es porque gran parte de ello no se les paga a ellos. Se les paga a los pacientes y a las compañías de seguros médicos. El problema central es que los incentivos y el modelo de negocios no están alineados para que esto realmente funcione”.
¿Van a alinearse alguna vez y, cuáles son algunos de los resultados posibles?
Algunos creen que el intercambio de la información sobre la salud es un bien público y que el gobierno debería hacer un compromiso de largo plazo para financiarlo. Se ha sugerido que un pequeño impuesto sobre los sueldos podría cubrir el servicio.
Otros dicen que el mercado debería determinar el destino de las organizaciones de intercambio de información. Esto podría significar que jamás se establezcan permanentemente o que encuentren una manera de ganar dinero. Adler Milstein ve avances hacia esto último.
“Un dato en particular que me da un poco de esperanzas des que muchas de estas organizaciones tratan de discernir el papel más amplio que puedan desempeñar en los esfuerzos para mejorar los servicios del cuidado de la salud”, añadió. “Se dan cuenta de que los datos que ellos tienen son muy valiosos para la investigación y los informes de desempeño”.
Más allá de los beneficios inmediatos para los pacientes, las organizaciones de intercambio podrían ayudar facilitando los estudios clínicos más amplios que incluyan a diferentes instituciones. Estos estudios podrían, por ejemplo, explorar la eficacia de ciertos tratamientos o pruebas de diagnóstico en una amplia gama de situaciones. Las organizaciones de intercambio podrían, asimismo, ayudar en el establecimiento de “organizaciones del cuidado de la salud que rinden cuentas”, eso es grupos voluntarios de médicos y hospitales que se ponen de acuerdo para coordinar la atención y reducir la duplicación de servicios.
“Si estas organizaciones del cuidado de la salud que rinden cuentas van a ser exitosas necesitan saber qué atención reciben los pacientes”, indicó Adler Milstein. “Si usted quiere saber cómo son las cosas, desde una perspectiva de calidad, se requieren datos. Es un esfuerzo más amplio que, en realidad, se trata de alinear los incentivos para el cuidado de la salud pero en el trasfondo es todo acerca del intercambio de información de salud”.
El estudio se publica en la edición de internet del 9 de julio de la revista Health Affairs. También aparecerá en la edición de agosto de esa revista.
El artículo se titula “Operational Health Information Exchanges Show Substantial Growth, But Long-Term Funding Remains A Concern”. La investigación la financió la Fundación Robert Wood Johnson. Otros contribuyentes son David W. Bates, jefe de la división de medicina interna general y cuidado primario en el Hospital Brigham y de Mujeres en Boston, y Ashish K. Jha, profesor de salud pública y gestión en la Escuela de Salud Pública de Harvard.