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Descubrimiento sobre los tinnitus, o acúfenos, abre la puerta a nuevos tratamientos

17/12/2013

Un trastorno de los ritmos en los nervios sensores subyace en los “ruidos en los oídos”,

que afectan a millones de personas, incluidos muchos veteranos de guerra

ANN ARBOR, Michigan.— Para decenas de millones de personas en Estados Unidos el sonido del silencio es algo que no existe. En lugar de ello aún cuando están en una habitación silenciosa escuchan zumbidos, chistidos, rumores u otros ruidos en sus oídos que no son reales. Este trastorno, denominado tinnitus o acúfenos, puede ser debilitante y altera la vida.

Ahora los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan dan cuenta de nuevos hallazgos científicos que ayudan a explicar qué ocurre dentro de sus cerebros.

El descubrimiento revela un aspecto nuevo e importante para el tratamiento de la condición. El equipo de la UM ya tiene una patente pendiente y un artefacto en desarrollo sobre la base de este enfoque.

Las conclusiones se publican en internet en la revista Journal of Neuroscience. Aunque el trabajo se hizo en animales proporciona un enfoque novedoso, sustentado en la ciencia, para el tratamiento de tinnitus en los humanos.

Susan Shore, la autora principal del artículo explica que su equipo ha confirmado que un proceso denominado plasticidad multisensorial dependiente del ritmo de estímulo está alterado en los animales con tinnitus, y que esta plasticidad es “exquisitamente sensible” al ritmo de las señales que llegan a un área clave en el cerebro.

El área, el núcleo cóclear dorsal, es la primera estación para las señales que llegan al cerebro desde el oído por vía del nervio auditivo. Pero es también un centro donde las neuronas que desempeñan funciones múltiples integran otras señales de los sentidos como el tacto, junto con la información auditiva.

Shore, quien encabeza el laboratorio en el Instituto Kresge de Investigación Auditiva de la UM, es profesora de otorrinolaringología y de fisiología molecular e integrativa en la Escuela de Medicina de la UM, y también profesora de ingeniería biomédica, lo cual cubre la Escuela de Medicina y el Colegio de Ingeniería.

La investigadora explicó que en el tinnitus, alguna de la información de la cóclea del oído al cerebro se reduce, en tanto que las señales de los nervios somatosensores del rostro y el cuello, relacionados con el tacto, se amplifican excesivamente.

“Es como si las señales compensaran la pérdida de aporte auditivo, pero sobrecompensan y terminan haciendo todo ruidoso”, dijo Shore.

Las nuevas conclusiones iluminan la relación entre tinnitus, la pérdida de audición y el aporte de los sentidos, y ayuda a explicar por qué muchas personas que sufren los acúfenos pueden cambiar el volumen y el tono de los sonidos de tinnitus apretando las mandíbulas, o moviendo la cabeza y el cuello.

Pero no es sólo la combinación de ruido fuerte y señales somatosensibles hiperactivas lo que está involucrado en el tinnitus, según estos investigadores.

Es el ritmo preciso de estas señales en relación unas con las otras lo que promueve los cambios en los mecanismos de plasticidad del sistema nervioso lo cual puede llevar a los síntomas que conocen las personas con tinnitus.

Shore y sus colegas, incluido el ex esudiante graduado de ingeniería biomédica de la UM y autor primero del artículo Seth Koehler, esperan que sus descubrimientos ayudarán, eventualmente, a muchas de los 50 millones de personas que. según la Asociación Estadounidense de Tinnitus, sufren esa condición en el país y el resto del mundo. Esperan promover enfoques sustentados en la ciencia para el tratamiento de una condición para la cual no hay cura y para la cual existen muchas supuestas terapias que no han probado su eficacia.

El tinnitus afecta, especalmente, a los “baby boomers” -la generación en EE.UU. nacida entre 1946 y 1964- quienes, a medida que llegan a una edad en la cual la audición tiende a disminuir, experimentan cada vez más acúfenos. la condición ocurre más comúnmente con la pérdida de audición peo también puede seguir a un trauma de la cabeza o el cuello, como los que se sufren en un accidente de tránsito, o el trabajo del dentista.

Los ruidos fuertes y las fuerzas explosivas que experimentan los miembros de las fuerzas armadas en las zonas de guerra también pueden causar la condición. Tinnitus es una de las causas principales de discapacidad entre los miembros y ex miembros de las fuerzas militares.

Los investigadores todavía no entienden cuáles son los factores de protección que puedan impedir que algunas personas desarrollen tinnitus mientras que otras expuestas a las mismas condiciones experimentan los acúfenos.

En este estudio sólo la mitad de los animales que recibieron una exposición intensa a los ruidos desarrolló tinnitus. Esto es muy parecido a lo que ocurre con los humanos ya que no todas las personas con daño auditivo terminan con tinnitus. Una conclusión importante en el nuevo estudio es que los animales que no desarrollaron tinnitus mostraron menos cambios en su plasticidad multisensorial que los que mostraban evidencias de acúfenos. En otras palabras sus neuronas no eran hiperactivas.

Shore trabaja ahora con otros estudiatnes y fellows de post grado en el desarrollo de un artefacto que use el conocimiento nuevo acerca de la importancia en los ritmos de señales para el alivio de tinnitus. El artefacto combinará estímulos de sonido y electricidad al rostro y el cuelo para retornar a la actividad neural normal en la senda auditiva.

“Si logramos corregir el ritmo creemos que se puede disminuir la tasa de activación de las neuronas en la frecuencia de tinnitus, y se puede afectar a las hiperactivas”, dijo Shore. La investigadora y sus colegas también trabajan en el desarrollo de manipulaciones farmacológicas que puedan realzar la plasticidad activada por el ritmo de los estímulos mediante cambios en objetivos moleculares específicos.

Pero, añadió, cualquier tratamiento probablemente deberá adaptarse a cada paciente y deberá administrarse de forma regular. Y es probable que algunos pacientes deriven más beneficios que otros.

Financiación: la investigación tuvo el apoyo de las concesiones de los Institutos Nacionales de Salud DC004825 y P30 DC05188. El proyecto de artefacto de Shore lo financia la Asociación Coulter para Investigación Traslacional, que tiene el apoyo de la fundación Wallace H. Coulter y la Universidad de Michigan.

Referencia The Journal of Neuroscience, 11 de diciembre, 2013 • 33(50):19647–19656

  • Contacto (inglés):
    Kara Gavin
    Teléfono: (734) 764-2220
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