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Jim Erickson
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ANN ARBOR, Michigan.— El reciente frente ártico que congeló a buena parte del país probablemente contribuirá a un aumento saludable de los niveles del agua de los Grandes Lagos en 2014, según indica una nueva investigación. Pero los procesos responsables por este resultado bien acogido no son tan simples y directos como podría pensarse.
Es cierto que las condiciones invernales extremas aumentan la cubierta de hielo sobre los Grandes Lagos lo cual, a su vez, reduce la evaporación impidiendo que el vapor de agua se escape en el aire. Pero esta visión simplista del invierno como una mera “tapa” sobre la evaporación de los Grandes Laos está dejando paso a un concepto más detallado, uno que considera la relación completa entre la evaporación, el manto de hielo y la temperatura del agua en diferentes épocas del año.
En un in forme divulgado hoy por el Centro Integrado de Ciencias y Evaluación de los Grandes Lagos (GLISA por su sigla en inglés), una colaboración con financiación federal entre la Universidad de Michigan y la Universidad estatal de Michigan, un equipo de científicos estadounidenses y canadienses señala que, si bien la cubierta de hielo afecta la evaporación, lo opuesto también es verdad: las tasas de evaporación en el otoño ayudan a determinar la extensión del manto de hielo en el invierno.
Las elevadas tasas de evaporación en el otoño pueden casi contrarrestar las ganancias en los niveles de agua que resultan del extenso manto de hielo en el invierno, lo cual complica los esfuerzos para pronosticar los niveles de agua de los Grandes Lagos, los cuales han disminuido en la mayor parte de los lagos desde fines de la década de 1990, y que se han recuperado en parte durante un 2013 muy lluvioso.
La nueva evaluación de los papeles variados de la evaporación revela huecos en nuestra comprensión actual de los procesos ambientales fundamentales y subraya la necesidad de una financiación sostenida para la red del proyecto de vigilancia de evaporación de los Grandes Lagos, dijo John Lenters, el investigador principal en el estudio y científico senior en LimnoTech, una firma consultora ambiental con sede en Ann Arbor. La red de cinco estaciones del grupo binacional es uno de los pocos recursos de observaciones directas, todo el año, de la evaporación en los Grandes Lagos.
“Nuestra esperanza es que pronto tendremos los fondos y la infraestructura para mantener, y aun ampliar, la red por mucho tiempo”, dijo Lenters. “Esto será extremadamente importante para el pronóstico sobre los niveles de agua de los Grandes Latos y para entender los impactos a largo plazo del cambio climático”.
El estudio de Lenters y sus colegas es el primer esfuerzo coordinado para estudiar la evaporación en todos los Grandes Lagos. Además de Lenters, el equipo investigador incluye a Christopher Spence de Environment Canada, Peter Blanken de la Universidad de Colorado, John Anderson de la Universidad del Norte de Michigan y Andrew Suyker de la Universidad de Nebraska.
Mediante la combinación de los resultados de varios estudios Lenters y sus colegas mostraron que los años con un abundante manto de hielo en los Grandes Lagos requieren grandes cantidades de pérdida de calor de los lagos en el otoño y el comienzo del invierno precedentes de manera que el agua se enfríe lo suficiente como para formar hielo. Y una de las maneras más eficaces para que un lago pierda calor es por la evaporación, lo cual significa que un manto de hielo extenso es, de hecho, un indicio de elevadas tasas de evaporación antes de un invierno con hielo abundante, según el co autor Blanken.
Los miembros del equipo usaron fondos de una concesión a GLISA en 2011 para integrar sus esfuerzos independientes, en marcha desde 2008, para observar y comprender los impactos de la variabilidad y el cambio climático en la evaporación de los Grandes Lagos. El documento de once páginas divulgado hoy subraya algunos de los resultados.
“No hay dos años que sean iguales en lo que se refiere a la evaporación, el manto de hielo y las temperaturas del agua en los Grandes Lagos, pero los cambios documentados recientemente en el balance de agua de los lagos se ajustan a los pronósticos vinculados con el cambio climático”, dijo Spence, de Envionmental Canada.
“Por eso es que estas nuevas medidas de cada uno de los Grandes Lagos han sido tan valiosas para mejorar la comprensión de estas variaciones estacionales, interanuales y de largo plazo”, añadió.
La reciente ola de frío, atribuida a un vórtice polar, proporciona un ejemplo notable de la forma en que la evaporación de los Grandes Lagos desafía las expectativas.
Si bien en el examen de datos meteorológicos de una isla en el Lago Superior, Lenters encontró que las tasas de evaporación durante diciembre de 2012, que fue un mes frío, fueron alrededor de un 60 por ciento más altas que en diciembre de 2011, que fue un mes mucho más templado.
“Muchas personas encontrarían esto contradictorio”, dijo Lenters. “¿Por qué un lago habría de evaporarse más rápido en un mes más frío? La respuesta, según se ve, está en el lago mismo”.
En relación con el aire las temperaturas del agua en diciembre y enero pueden ser, sorprendentemente, cálidas en lagos profundos como el Superior. A principios de enero de 2014 el lago tenía temperaturas de 30 a 40 grados (Fharanheit) más altas que el aire sobre su superficie, según Lenters. Este gran contrste de temperaturas causó una elevada diferencia de humedad que, a su vez, condujo a tasas de evaporación más rápidas, dijo.
“¿Qué significa todo esto para los niveles del agua de los Grandes Lagos en 2014?
aunque la reciente ola de frío ha llevado a tasas de evaporación más altas este invierno, es probable que la extensa cubierta de hielo perdure en la primavera más que lo típico. Esto podría llevar a temperaturas más frías del agua en el verano y a un comienzo tardío de la temporada de evaporación de los Grandes Lagos en 2014.
“Junto con un vertido primaveral abundante de la intensa nevada invernal, sería razonable esperar un incremento saludable este año en los niveles de agua de los Grandes Latos2, añadió Lenters.
Además de fondos de GLISA, los investigadores recibieron apoyo del Estudio Internacional de los Grandes Lagos Superiores mediante la Comisión Conjunta Internacional. Los co directores de GLISA son Don Scavia en la UM y Thomas Dietz, en la Universidad estatal de Michigan.
“Está surgiendo un nuevo entendimiento de los impactos de la variabilidad del clima sobre la evaporación en los Grandes Lagos como resultado del proyecto financiado por GLISA”, dijo Scavia, director del Instituto Graham de Sostenibilidad, que supervisa el programa GLISA en la UM. “A la luz de estas nuevas conclusiones, la vigilancia continua y a largo plazo de la evaporación de los Grandes Lagos y los procesos hidrológicos relacionados es de la mayor importancia para una comprensión y un pronóstico de los impactos futuros sobre la variabilidad y el cambio del clima sobre los niveles de agua de los Grandes Lagos”.
“La comprensión de la forma en que los niveles de los lagos cambian es muy importante para nuestra región”, dijo Dietz, profesor de ciencia y política ambiental en la Universidad estatal de Michigan. “Esto afecta la navegación, la recreación y al infraestructura en las orillas de los lagos”.
ANN ARBOR, Michigan.— El reciente frente ártico que congeló a buena parte del país probablemente contribuirá a un aumento saludable de los niveles del agua de los Grandes Lagos en 2014, según indica una nueva investigación. Pero los procesos responsables por este resultado bien acogido no son tan simples y directos como podría pensarse.
Es cierto que las condiciones invernales extremas aumentan la cubierta de hielo sobre los Grandes Lagos lo cual, a su vez, reduce la evaporación impidiendo que el vapor de agua se escape en el aire. Pero esta visión simplista del invierno como una mera “tapa” sobre la evaporación de los Grandes Laos está dejando paso a un concepto más detallado, uno que considera la relación completa entre la evaporación, el manto de hielo y la temperatura del agua en diferentes épocas del año.
En un in forme divulgado hoy por el Centro Integrado de Ciencias y Evaluación de los Grandes Lagos (GLISA por su sigla en inglés), una colaboración con financiación federal entre la Universidad de Michigan y la Universidad estatal de Michigan, un equipo de científicos estadounidenses y canadienses señala que, si bien la cubierta de hielo afecta la evaporación, lo opuesto también es verdad: las tasas de evaporación en el otoño ayudan a determinar la extensión del manto de hielo en el invierno.
Las elevadas tasas de evaporación en el otoño pueden casi contrarrestar las ganancias en los niveles de agua que resultan del extenso manto de hielo en el invierno, lo cual complica los esfuerzos para pronosticar los niveles de agua de los Grandes Lagos, los cuales han disminuido en la mayor parte de los lagos desde fines de la década de 1990, y que se han recuperado en parte durante un 2013 muy lluvioso.
La nueva evaluación de los papeles variados de la evaporación revela huecos en nuestra comprensión actual de los procesos ambientales fundamentales y subraya la necesidad de una financiación sostenida para la red del proyecto de vigilancia de evaporación de los Grandes Lagos, dijo John Lenters, el investigador principal en el estudio y científico senior en LimnoTech, una firma consultora ambiental con sede en Ann Arbor. La red de cinco estaciones del grupo binacional es uno de los pocos recursos de observaciones directas, todo el año, de la evaporación en los Grandes Lagos.
“Nuestra esperanza es que pronto tendremos los fondos y la infraestructura para mantener, y aun ampliar, la red por mucho tiempo”, dijo Lenters. “Esto será extremadamente importante para el pronóstico sobre los niveles de agua de los Grandes Latos y para entender los impactos a largo plazo del cambio climático”.
El estudio de Lenters y sus colegas es el primer esfuerzo coordinado para estudiar la evaporación en todos los Grandes Lagos. Además de Lenters, el equipo investigador incluye a Christopher Spence de Environment Canada, Peter Blanken de la Universidad de Colorado, John Anderson de la Universidad del Norte de Michigan y Andrew Suyker de la Universidad de Nebraska.
Mediante la combinación de los resultados de varios estudios Lenters y sus colegas mostraron que los años con un abundante manto de hielo en los Grandes Lagos requieren grandes cantidades de pérdida de calor de los lagos en el otoño y el comienzo del invierno precedentes de manera que el agua se enfríe lo suficiente como para formar hielo. Y una de las maneras más eficaces para que un lago pierda calor es por la evaporación, lo cual significa que un manto de hielo extenso es, de hecho, un indicio de elevadas tasas de evaporación antes de un invierno con hielo abundante, según el co autor Blanken.
Los miembros del equipo usaron fondos de una concesión a GLISA en 2011 para integrar sus esfuerzos independientes, en marcha desde 2008, para observar y comprender los impactos de la variabilidad y el cambio climático en la evaporación de los Grandes Lagos. El documento de once páginas divulgado hoy subraya algunos de los resultados.
“No hay dos años que sean iguales en lo que se refiere a la evaporación, el manto de hielo y las temperaturas del agua en los Grandes Lagos, pero los cambios documentados recientemente en el balance de agua de los lagos se ajustan a los pronósticos vinculados con el cambio climático”, dijo Spence, de Envionmental Canada.
“Por eso es que estas nuevas medidas de cada uno de los Grandes Lagos han sido tan valiosas para mejorar la comprensión de estas variaciones estacionales, interanuales y de largo plazo”, añadió.
La reciente ola de frío, atribuida a un vórtice polar, proporciona un ejemplo notable de la forma en que la evaporación de los Grandes Lagos desafía las expectativas.
Si bien en el examen de datos meteorológicos de una isla en el Lago Superior, Lenters encontró que las tasas de evaporación durante diciembre de 2012, que fue un mes frío, fueron alrededor de un 60 por ciento más altas que en diciembre de 2011, que fue un mes mucho más templado.
“Muchas personas encontrarían esto contradictorio”, dijo Lenters. “¿Por qué un lago habría de evaporarse más rápido en un mes más frío? La respuesta, según se ve, está en el lago mismo”.
En relación con el aire las temperaturas del agua en diciembre y enero pueden ser, sorprendentemente, cálidas en lagos profundos como el Superior. A principios de enero de 2014 el lago tenía temperaturas de 30 a 40 grados (Fharanheit) más altas que el aire sobre su superficie, según Lenters. Este gran contrste de temperaturas causó una elevada diferencia de humedad que, a su vez, condujo a tasas de evaporación más rápidas, dijo.
“¿Qué significa todo esto para los niveles del agua de los Grandes Lagos en 2014?
aunque la reciente ola de frío ha llevado a tasas de evaporación más altas este invierno, es probable que la extensa cubierta de hielo perdure en la primavera más que lo típico. Esto podría llevar a temperaturas más frías del agua en el verano y a un comienzo tardío de la temporada de evaporación de los Grandes Lagos en 2014.
“Junto con un vertido primaveral abundante de la intensa nevada invernal, sería razonable esperar un incremento saludable este año en los niveles de agua de los Grandes Latos2, añadió Lenters.
Además de fondos de GLISA, los investigadores recibieron apoyo del Estudio Internacional de los Grandes Lagos Superiores mediante la Comisión Conjunta Internacional. Los co directores de GLISA son Don Scavia en la UM y Thomas Dietz, en la Universidad estatal de Michigan.
“Está surgiendo un nuevo entendimiento de los impactos de la variabilidad del clima sobre la evaporación en los Grandes Lagos como resultado del proyecto financiado por GLISA”, dijo Scavia, director del Instituto Graham de Sostenibilidad, que supervisa el programa GLISA en la UM. “A la luz de estas nuevas conclusiones, la vigilancia continua y a largo plazo de la evaporación de los Grandes Lagos y los procesos hidrológicos relacionados es de la mayor importancia para una comprensión y un pronóstico de los impactos futuros sobre la variabilidad y el cambio del clima sobre los niveles de agua de los Grandes Lagos”.
“La comprensión de la forma en que los niveles de los lagos cambian es muy importante para nuestra región”, dijo Dietz, profesor de ciencia y política ambiental en la Universidad estatal de Michigan. “Esto afecta la navegación, la recreación y al infraestructura en las orillas de los lagos”.