Sin embargo, este cáncer, también conocido como cáncer de cuello uterino, sigue siendo una de las principales causas de muerte por cáncer entre las mujeres en América Latina, en particular de aquellas que viven en comunidades de bajos recursos o en comunidades indígenas. Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Michigan sugiere que las mujeres en estas comunidades -que a menudo carecen de hospitales y centros de atención necesarios para procesar los exámenes tradicionales como el papanicolao- prefieren tomar una prueba alternativa ellas mismas en casa. Esto podría representar una nueva estrategia para los funcionarios de salud que buscan herramientas alternativas en su lucha contra el cáncer cervical en Latinoamérica, que afecta a tres veces más a mujeres que en América del Norte. Se cree este es el primer estudio comunitario en examinar si las mujeres indígenas de América Latina estarían dispuestas a hacerse una prueba en casa (auto-toma) y hacer un seguimiento posterior en base a los resultados. En Guatemala, menos del 40 por ciento de las mujeres han tomado exámenes como el Papanicolao, y la incidencia y la mortalidad anual estandarizada por edad es de 22,3 y 12,5 por 100.000 mujeres, respectivamente. “En nuestro estudio comunitario transversal, encontramos que las mujeres de la comunidad de Santiago Atitlán están bastante dispuestas a probar el auto-muestreo del virus del papiloma humano (VPH). Y que después de haberlo probado, lo consideraron una alternativa preferible al papanicolaou”, dijo la primer autora, Anna Gottschlich, estudiante de doctorado en la Escuela de Salud Pública. Hay unos 13 tipos de virus del papiloma humano de alto riesgo que están asociados con el desarrollo de los cánceres de cuello uterino. El VPH es responsable de más del 90 por ciento de todos los cánceres cervicales. Hasta ahora, la prevención se ha centrado en las pruebas de Papanicolaou, que buscan lesiones causadas por el virus, y más recientemente, en la vacunación de aquellos que no han iniciado su actividad sexual (ya que el virus se transmite por vía sexual). La inspección visual con ácido acético es otra estrategia que permite un enfoque de ver/examinar/tratar, dijo el investigador principal Rafael Meza, profesor asistente de epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan. Sin embargo, estos métodos requieren que las mujeres vayan a un hospital o a una clínica, y en el caso de la prueba de Papanicolaou, volver por los resultados y posteriormente a recibir tratamiento. Recientemente las organizaciones de salud han recomendado como alternativa las pruebas de detección del VPH, que son altamente sensibles a los VPH de alto riesgo. Aunque en un principio de un costo prohibitivo para países de bajos ingresos, estas pruebas son cada vez más asequibles y ahora que se tienen métodos de auto-colección relativamente sencillos de usar, se han convertido en una alternativa aún más viable, dicen los investigadores. El estudio se realizó en Santiago Atitlán, una comunidad indígena Tz’utujil (maya) de 45.000 residentes en Guatemala. En total, una muestra representativa de 212 mujeres de entre 18-60 de nueve barrios completaron el cuestionario, que incluía 143 preguntas sobre datos demográficos, prácticas de salud preventiva, VPH y del cáncer cervical. De las participantes, sólo el 15 por ciento informó de un conocimiento previo sobre el VPH, pero el 93 por ciento estaban interesadas y dispuestas a hacerse una auto-toma. De ellas, el 89 por ciento eran elegibles y se realizaron la prueba (las mujeres no elegibles incluyeron aquellas que estaban en sus períodos o embarazadas). En total, el 79 por ciento de las mujeres encontró que la prueba era cómoda, el 91 por ciento dijo que la prueba era fácil de usar, y el 100 por ciento informó que estarían dispuestas a hacerse la prueba periódicamente como método de prevención. De las muestras, 31 (17 por ciento) fueron positivas para al menos uno de los 13 tipos de VPH de alto riesgo.
“Los resultados fueron sorprendentes”, dijo Meza. “La aceptación fue muy alta. Casi el 100 por ciento quería probarla. Y les pareció muy cómodo y fácil de hacer y el 100 por ciento dijo que preferiría la auto-recolección a la prueba de Papanicolaou.” Meza dijo que se necesita más investigación, tal como realizar un estudio longitudinal que compare las tasas de atención de seguimiento entre las mujeres que tuvieron un resultado positivo al virus en comparación con otros tipos de exámenes, para determinar si un programa basado en auto-toma podría ser implementado con éxito. Su equipo está llevando a cabo un estudio de este tipo en dos comunidades rurales de Guatemala. “Esperamos que nuestro estudio, junto con la evidencia futura, ayude a las autoridades locales y regionales a identificar la mejor alternativa para la detección del cáncer cervical en sus propios entornos”, dijo. El estudio, “Acceptability of HPV self-sampling for cervical cancer screening in an indigenous community in Guatemala” aparece en la edición de este mes de la revista Journal of Global of Oncology. El proyecto se realizó en colaboración con Carlos Mendoza Montano y Alvaro Rivera Andrade, del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá. Los estudios de seguimiento, que incluyen investigadores de la Escuela de Medicina de la U-M y de la Universidad de Columbia Británica, también son en colaboración con Mendoza y Rivera, así como con otras instituciones públicas y no gubernamentales de Guatemala. Anna Gottschlich
Rafael Meza