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Estudio: Cambio climático pone a ranas tropicales de tierras bajas en mayor riesgo

11/04/2017

ANN ARBOR– Un nuevo estudio de las ranas peruanas que viven en una amplia variedad de elevaciones –desde la llanura aluvial del Amazonas a las altas cumbres de los Andes– evidencia que los anfibios de tierras bajas están en mayor riesgo por un futuro calentamiento climático.

Las criaturas de tierras bajas ya viven cerca de las temperaturas máximas que pueden tolerar, mientras que los anfibios de gran altitud podrían estar más protegidos del aumento de las temperaturas, de acuerdo con un estudio realizado por Rudolf von May, un ecologista de la Universidad de Michigan y sus colegas, publicado en línea el 6 de abril en la Revista Ecología y Evolución.

Estudios anteriores han sugerido que los reptiles y anfibios de tierras bajas son especialmente vulnerables al calentamiento climático. Pero en la mayoría de los casos, estas conclusiones se basaron en el trabajo de modelado informático de una cantidad limitada de datos de campo.

“La comprensión de cómo las especies responden a las variaciones climáticas es crítica para la conservación de especies en condiciones climáticas futuras. Sin embargo, para la mayoría de los grupos de organismos distribuidos en áreas tropicales, los datos acerca de los límites térmicos críticos de las especies son limitados”, dijo Von May, un investigador postdoctoral en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la U-M.

“Creo que la contribución de nuestro estudio es que se centra en un grupo de especies de ranas estrechamente relacionadas distribuidas a lo largo de un solo gradiente montano y que incluye datos empíricos de las especies sobre la tolerancia al calor y frío, así como las temperaturas de aire medidas a lo largo de la misma gradiente.”

En el proceso de realización del estudio, que involucró a más de dos años de trabajo de campo, von Mayo y sus colegas identificaron tres especies de ranas hasta ahora desconocidas. Esas especies recién descubiertas se describirán por separado en una serie de artículos.

El estudio se centró en la ecología térmica y evolución de 22 especies de ranas de cría terrestre en el Parque Nacional del Manu, en el sur de Perú y sus alrededores. Las elevaciones de la muestra oscilaron entre la llanura de inundación del río Amazonas, a 820 pies sobre el nivel del mar, a 12.000 pies de las cimas de los Andes.

La región en y alrededor del Parque Nacional del Manu es conocida por su gran biodiversidad, incluyendo más de 1.000 especies de aves –alrededor del 10% de las especies de aves de todo el mundo– y más de 1.200 especies de mariposas. Además, el parque contiene un estimado de 2,2% de los anfibios del mundo y el 1,5% de los reptiles.

Aunque la mayoría de las ranas ponen sus huevos en el agua, las ranas de cría terrestre utilizan un modo de reproducción especializado llamado desarrollo directo: Un manojo de embriones salen del huevo desarrolladas en ranas en miniatura, saltándose la etapa de renacuajo. Las ranas de cría terrestre forman un grupo diverso que puede explotar una amplia variedad de hábitats, siempre que esos lugares contengan suficiente humedad.

En el estudio, los investigadores examinaron cómo especies de ranas relacionadas difieren en su distribución según su elevación y su tolerancia al calor y al frío en una región tropical de los Andes, donde el aumento de temperatura se prevé que es perjudicial para la mayoría de las especies.

Las medidas fueron tomadas con el fin de determinar si las ranas tropicales podían resistir el calor, o el frío, predicho para las regiones tropicales como resultado del cambio climático pronosticado.

Los investigadores encontraron que la tolerancia de las ranas para el calor varió de 77 a 95 grados Fahrenheit y que, como se esperaba, las especies de tierras altas toleraron temperaturas mucho más bajas que las especies de tierras bajas. 

Otra especie incluida en el estudio de la rana peruana fue Noblella pygmaea, la rana más pequeña de los Andes, vista aquí guardando dos huevos. Estas ranas se encuentran en la hojarasca de bosques nubosos y enanos en elevaciones entre 8,934 y 10,990 pies. Los adultos varían típicamente en tamaño de 0.41 a 0.56 pulgadas (1.03 - 1.42 centímetros). Foto de Alessandro Catenazzi.

Otra especie incluida en el estudio de la rana peruana fue Noblella pygmaea, la rana más pequeña de los Andes, vista aquí guardando dos huevos. Estas ranas se encuentran en la hojarasca de bosques nubosos y enanos en elevaciones entre 8,934 y 10,990 pies. Los adultos varían típicamente en tamaño de 0.41 a 0.56 pulgadas (1.03 – 1.42 centímetros). Foto de Alessandro Catenazzi.

Las ranas que viven en pastizales de alta elevación toleraron temperaturas cercanas a las de congelación, que normalmente experimentan durante la estación seca, así como temperaturas moderadamente altas, que pueden experimentar durante días soleados.

Al considerar la temperatura de los microhábitats en el que viven las ranas, los resultados sugieren que las especies de tierras tropicales bajas viven cerca de su límite térmico. Los anfibios que viven en zonas elevadas podrían estar más protegidas de futuros aumentos de la temperatura.

Von May es autor líder del artículo en la revista Ecology and Evolution, “Divergence of thermal physiological traits in terrestrial breeding frogs along a tropical elevational gradient.”

Los otros autores son Alessandro Catenazzi de la Universidad del Sur de Illinois; Ammon Corl de la Universidad de California, Berkeley; Roy Santa Cruz del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional de San Agustín en el Perú; Ana Carolina Carnaval de la City University de Nueva York; y Craig Moritz, de la Universidad Nacional de Australia.

Los fondos para el estudio fueron proporcionados por National Geographic Society, National Science Foundation,  American Philosophical Society, Fundación  Rufford Small Grants Foundation, y la Asociación de Conservación del Amazonas.

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