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Silvia Pedraza Lubián: Orgullosamente Cubana y Wolverine de Corazón

15/11/2019

Silvia Pedraza Lubián está orgullosa de las profundas raíces que su familia tiene en Cuba, que se remontan a la fundación de la ciudad de Santa Clara en el siglo XVII y la participación de su tío abuelo, Justiniano Pedraza, en el ejército libertador durante la Guerra de la Independencia del Imperio Español.

Su esencia cubana vino con ella a Ann Arbor cuando tenía 18 años y ahora el ser una Wolverine, al igual que Cubana, viaja con ella a donde quiera que vaya.

Yo he vivido casi toda mi vida en Michigan, en Ann Arbor.  Por lo cual ser una Wolverine representa un mundo para mí: es mi hogar, mi trabajo, mis grandes amistades, la institución que más influenció mi vida y mis valores.  Soy una Wolverine!”

Pedraza Lubián creció en Cuba, cuando podía visitar a su familia que vivía en una calle en Santa Clara. Pero el comienzo de la Revolución Cubana marcaría el fin de esta etapa, y abriría un abismo en la familia de Pedraza Lubián.

Su tío, quien fuera miembro del partido comunista francés, se identificaba bastante con el comunismo y lo positivo que el pensaba que sería para la isla. Y Agustin “El Chiqui” Gómez Lubián, un primo de Pedraza Lubián, se convertiría en mártir de la revolución, y moriría plantando una bomba a Fulgencio Batista, el presidente de Cuba en aquel entonces.

Sin embargo, mientras Cuba tomaba el rumbo comunista durante los años 60s, Alfredo Pedraza, padre de Pedraza Lubián hacía las maletas. Después de haber vivido en los Estados Unidos, primero como estudiante en Massachusetts Institute of Technology y luego como empleado para la compañía americana BF Goodrich, Alfredo Pedraza decidió abandonar la isla junto a su familia. Silvia tenía 12 años.

Una vez en en Estados Unidos, Pedraza Lubián asistió a un colegio cuáquero de adolescente y cuenta que era un ambiente muy inclusivo y progresista. El colegio consistía de niñas de media clase y contaba con diversidad racial y religiosa, por lo cual no se dio cuenta de la segregación educativa que existía en los Estados Unidos en aquel entonces. Pedraza Lubián comenta que su educación en ese colegio sigue siendo un fundamento muy importante en su vida.

Al cerrar esa etapa de su vida, Pedraza Lubián vino a Ann Arbor a continuar su educación en la Universidad de Michigan. Pedraza Lubián decidió venir a la U de Michigan porque un primo de la familia llamado Alfredo Pedraza asistió y compartió que Michigan le ofreció una educación de alta calidad. Pedraza Lubián es ahora una de seis familiares que se han graduado de la Universidad de Michigan.

Después de graduarse en 1967, trabajó en Malasia donde se inspiró a enfocarse en la inmigración “como un proceso que forma y transforma a las sociedades.” 

Después de regresar los Estados Unidos y obtener su doctorado en sociología en la Universidad de Chicago, Pedraza Lubián obtuvo un trabajo en Washington University, pero pronto volvería a la universidad que la vio crecer, y al campus que sigue adorando tanto como el primer dia, sobre todo edificios de la Biblioteca Shapiro y el Michigan League.

Cuando no está ocupada organizando o participando en conferencias académicas, trabajando con estudiantes y enseñando clases, Pedraza Lubián disfruta cocinar, hacer yoga, y nadar, aunque no lo hace tan seguido como quisiera.

Como buena cubana, es amante de la música y colecciona sellos de la historia de Cuba. Le encantan comidas de todas partes pero en particular le encanta la gastronomía cubana, la española y la china, la cual dice cocinar muy bien. Sus colores favoritos son el azul, el blanquecino, y el morado.

Pedraza Lubián viaja todos los años a Cuba, a veces a trabajar, a veces a visitar familia y a menudo a un poco de ambos, dice que como adulta ha podido recuperar los lazos que fueran rotos por la revolución. La familia que antes vivía en la misma calle, dice, es ahora una diáspora extendida por el mundo España, Miami, Nueva York, Nueva Jersey, Colorado, y en Cuba, tanto en la Habana como en Santa Clara. La distancia, sin embargo, no afecta el cariño que le tiene a su familia hoy en día.

“Después de muchos años de separación, hoy en día nos podemos comunicar con facilidad, a través de email.  Y yo viajo cuando puedo a verlos, a compartir momentos familiares con ellos.”

Con más de tres décadas como profesora en su alma máter, Silvia Pedraza Lubián trasciende lo que significa ser una Wolverine. Desde el primer momento que pisó el diag en 1963, ha crecido junto con la universidad que un día la recibió con brazos abiertos

 

Kim Morales es una estudiante de gestión deportiva en la Universidad de Michigan. Además de sus estudios dedica su tiempo libre en la organización estudiantil La Casa.