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Enfermos de COVID-19 en Michigan experimentaron prolongada enfermedad, aflicción económica

21/10/2020

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ANN ARBOR– Meses después de sus primeros síntomas de COVID-19, uno de cada cuatro residentes de Michigan con un caso confirmado de coronavirus aún no se había recuperado por completo, según estudio que busca documentar las experiencias de los habitantes de Michigan con el nuevo coronavirus.

 

Y mientras luchaban contra la debilitante enfermedad, la mayoría de los encuestados del estudio informaron que ellos o sus familias experimentaron pérdida del empleo o reducción de las horas trabajadas durante la pandemia; una de cada cinco familias luchó para pagar las facturas y una de cada 10 familias tuvo dificultades para conseguir suficiente comida.

 

“Esta es una enfermedad devastadora en términos del impacto físico, social y económico que tiene en las personas a las que se les ha diagnosticado COVID-19”, dijo Nancy Fleischer, investigadora principal y profesora de en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan. “Si bien teníamos una idea de sus efectos en las personas, no habíamos comprendido completamente hasta qué punto había afectado a las personas diagnosticadas con la enfermedad”.

 

El estudio “Michigan COVID-19 Recovery Surveillance Study” o MI-CReSS, es un esfuerzo conjunto de investigadores de la Escuela de Salud Pública de la U-M y el Departamento de Salud y Servicios Humanos del Estado de Michigan.

 

Los investigadores examinaron datos de 638 encuestados de una muestra representativa de 2,000 adultos que habían sido diagnosticados con COVID-19 en Michigan antes del 16 de abril. Los participantes completaron una encuesta por entrevista telefónica o en línea sobre sus experiencias con COVID-19 y los desafíos que enfrentaron debido a su enfermedad y la pandemia.  

 

El tiempo de recuperación varió mucho entre los que se habían recuperado, desde menos de una semana hasta 18 semanas, con un promedio de cuatro semanas de tiempo de recuperación. Aproximadamente el 26% aún no había recuperado su estado de salud habitual cuando fueron entrevistados -entre 2.5 a seis meses después del inicio de los síntomas. Los síntomas de larga duración incluyeron fatiga (50%), dificultad para respirar (44%) y alteración del gusto y / o el olfato (18%). 

 

Otros hallazgos clave del estudio:

 

  • Los niveles de estrés y la salud mental empeoraron para el 53% de los encuestados 
  • 59% hizo varios intentos de hacerse la prueba
  • Entre los que pensaban que conocían la fuente de exposición al coronavirus, la mitad creía haberse infectado en el trabajo  y una cuarta parte creyó que fueron infectados por un miembro de la familia 
  • Casi el 69% de los participantes que estaban trabajando y trabajaban por cuenta propia en el momento del diagnóstico tuvieron que presentarse físicamente al trabajo durante la orden ejecutiva “Quédese en casa, manténgase seguro”. De ellos, el 88% dijo que era un empleado esencial
  • Aproximadamente el 34% no tomó licencia por enfermedad, pero entre los que lo hicieron, el 82% tenía licencia por enfermedad pagada

 

Los investigadores dijeron que analizarán más de cerca los datos de empleo para comprender las experiencias con COVID-19. También examinarán el impacto de COVID-19 en diferentes grupos, incluidas las diferencias por edad, sexo, raza / etnia y nivel socioeconómico.

 

“La recopilación de estos datos es el primer paso necesario para documentar y cuantificar los efectos a largo plazo de COVID-19”, dijo Fleischer. “Luego, podemos usar esta información para tomar decisiones informadas sobre cómo apoyar mejor a los habitantes de Michigan durante la pandemia en curso. 

 

“Aunque COVID-19 afecta a las personas de manera diferente, puede ser una enfermedad debilitante para los que la sobreviven. Debemos seguir estando atentos a las cosas que sabemos que funcionan: el uso de una máscara, el distanciamiento social, la limitación del tamaño de las reuniones y el lavado frecuente de manos.”

 

Además de Fleischer, los investigadores principales incluyeron a Jana Hirschtick y Andrea Titus de la Facultad de Salud Pública de la U-M y Patricia McKane del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Michigan.

 

Los fondos para el estudio provienen del Instituto de Ciencia de Datos de la U-M, el Departamento de Epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la U-M, el Centro Oncológico Rogel de la U-M y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Michigan.

Informe: Michigan COVID-19 Recovery Surveillance Study

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