• Recife, ciudad costera del Atlántico con clima tropical monzónico
• Río de Janeiro, ciudad costera atlántica con clima tropical de sabana
• São Paulo, ciudad del sur con clima subtropical húmedo Para medir el potencial epidémico del Zika, los investigadores obtuvieron datos históricos de temperaturas entre el 2015-2019 y proyecciones para el 2045-2049. Utilizaron un modelo predictivo que explicó cómo las tasas de picadura del mosquito, los huevos que ponían, la probabilidad de supervivencia adulta y la tasa de mortalidad, así como el período de incubación dependen de la temperatura. “La modelización matemática nos permite examinar simultáneamente el impacto de múltiples características del vector dependientes de la temperatura en el riesgo de enfermedad”, dijo Van Wyk. Sus resultados sugieren que el potencial epidémico del Zika aumentará por encima de los niveles actuales en Brasil en todos los escenarios climáticos. Por ejemplo, la temporada de riesgo de arbovirus en Río de Janeiro aumentará en unos 2-3 meses para 2045-2049 y las temporadas de riesgo de Zika en Recife aumentarán en aproximadamente dos meses. Con temperaturas más frescas, São Paulo se encuentra hoy en el límite del potencial de transmisión, pero puede volverse más vulnerable a los brotes de noviembre a abril, dicen los investigadores. Las proyecciones para Manaos son diferentes de las de las otras tres ciudades. Por ejemplo, el riesgo es relativamente constante durante todo el año, con un pequeño aumento en los meses ligeramente más calurosos de agosto a noviembre. Pero utilizando el modelo de transmisión dependiente de la temperatura, los investigadores estiman que en algunos años la región registrará temperaturas demasiado cálidas para que los mosquitos transmiten el Zika de forma óptima y experimentarán una disminución del riesgo. Sin embargo, esta disminución del riesgo no es segura. La transmisión óptima del Zika se produce cuando el promedio de las temperaturas diarias se sitúa en torno a los 30 grados Celsius, pero todavía es posible que se produzcan brotes hasta unos 35 grados Celsius. “Esperábamos que Manaos experimentará una reducción general del riesgo en 30 años, pero hemos descubierto que es probable que el riesgo promedio aumente de forma generalizada”, afirma Brouwer. “Esperábamos ver disminuciones del riesgo sólo en las épocas más calurosas del año y sólo en los escenarios de cambio climático más severos”. Para los investigadores, los pronósticos climáticos relacionados con los modelos de transmisión proporcionan una fuente de evidencia para guiar la planificación futura para mitigar los impactos en la salud debido al cambio climático. Además, los departamentos de salud locales y nacionales pueden aprovechar estas fuentes para prepararse para los aumentos en la presión de transmisión debido al calentamiento climático. “Nuestras recomendaciones son tener en cuenta el calentamiento a la hora de planificar la prevención y la detección precoz de brotes”, dijo Brouwer. “Asimismo, preparar los sistemas de vigilancia del Zika para temporadas de transmisión prolongadas”. “Puede ser necesaria una mayor flexibilidad y adaptabilidad de la respuesta y prevención de arbovirus para acomodar la heterogeneidad espacial y temporal en las proyecciones de riesgo, especialmente en un país con tanta diversidad climática como Brasil”. Escrito por Fernanda Pires de Michigan News, adaptado al español por Juan Ochoa de Michigan News
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