– ¿Qué tipos de contenidos se asocian a resultados negativos?
– ¿Son todas las aplicaciones y redes sociales igual de perjudiciales?
– ¿Existe un umbral a partir del cual empezamos a ver efectos más nocivos? Involucrar a los jóvenes y mirar a largo plazo Aquí es donde creo que sería muy útil contar con la opinión de niños y adolescentes: deberíamos determinar si existen experimentos que puedan probar de forma más rigurosa y segura las consecuencias de las redes sociales en niños y adolescentes. ¿Podemos, por ejemplo, comprobar cómo la duración, los tipos de interacción con las redes sociales y los contenidos contribuyen a los efectos sobre los niños? Además, aunque es difícil de obtener, necesitamos saber mucho más sobre las consecuencias a largo plazo de la exposición a los medios sociales en los niños. Tal vez aprovechando la variación en el momento en que los teléfonos inteligentes aparecieron por primera vez en escena y cómo les ha ido a los adolescentes desde entonces. Reflexiones finales Creo que tenemos que pensar de forma creativa sobre qué tipos de normas pueden ser eficaces. Incluso cuando las aplicaciones tienen límites mínimos de edad, no es demasiado difícil para los niños más pequeños eludir esos requisitos. Entonces, ¿cómo podemos diseñar una política que realmente contribuya al objetivo de mejorar la salud mental de los niños? Aquí es donde creo que necesitamos que los políticos responsables trabajen juntamente con las empresas tecnológicas para diseñar herramientas eficaces, como límites de tiempo que realmente funcionen. Podría ser, por ejemplo, un límite de tiempo diario de 60 minutos que se restablezca cada día. Creo que es bueno concienciar sobre este problema y espero que el aviso estimule más la investigación sobre las causas subyacentes para que podamos determinar mejor las políticas a poner en marcha. Escrito por Safa Hijazi de Michigan News, adaptado al español por Juan Ochoa de Michigan News
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