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Barato, versátil y fácil de cultivar, el aceite de palma es el aceite vegetal más consumido del mundo y se encuentra en aproximadamente la mitad de todos los productos envasados en los supermercados, desde pan y margarina hasta champú y pasta de dientes.
Pero la producción de aceite de palma ha causado deforestación y pérdida de biodiversidad en todo el sudeste asiático y en otros lugares, incluida Centroamérica. Los esfuerzos para reducir el daño se han centrado en gran medida en programas voluntarios de certificación ambiental que etiquetan las fuentes de aceite de palma calificadas como “sostenibles”.
Sin embargo, esos programas de certificación han sido criticados por grupos ambientalistas como herramientas para confundir a los consumidores que permiten a las corporaciones multinacionales reclamar aceite de palma totalmente sostenible mientras continúan vendiendo productos que están muy por debajo del objetivo libre de deforestación.
estudio de la U-M se centra en Guatemala, que se proyecta en convertirse en el tercer mayor productor de aceite de palma del mundo para el 2030 después de Indonesia y Malasia, y un influyente sistema de certificación ambiental llamado Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible, o RSPO.
“Nuestros resultados indican que las cadenas de suministro de los conglomerados transnacionales impulsaron la deforestación y la invasión ecológica en Guatemala para apoyar el consumo de aceite de palma en Estados Unidos”, dijo la autora principal del estudio, Calli VanderWilde, estudiante de doctorado en la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la U-M que hizo el trabajo para su tesis.
“Además, no encontramos evidencia que sugiera que la certificación RSPO proteja eficazmente contra la deforestación o la invasión ecológica. Dado que se prevé que la expansión de la palma aceitera aumente significativamente en los próximos años, es probable que este patrón continúe sin cambios en la gobernanza, tanto institucionalmente como en las cadenas de suministro”.
El equipo de investigación liderado por la U-M rastreó el aceite de palma procedente de antiguas tierras forestales y otras áreas ecológicamente críticas en Guatemala, por varios grandes conglomerados transnacionales que venden productos alimenticios hechos del aceite en los Estados Unidos. Las corporaciones son miembros de la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible y tienen compromisos de RSPO y políticas de abastecimiento para garantizar la sostenibilidad de sus suministros de aceite de palma.
El estudio utilizó imágenes satelitales y aprendizaje automático para cuantificar la deforestación atribuible a la expansión de las plantaciones de aceite de palma en Guatemala durante una década, 2009-2019. Además, los investigadores utilizaron registros de envíos y otras fuentes de datos para reconstruir las cadenas de suministro corporativas y vincular a los conglomerados transnacionales con la deforestación impulsada por el aceite de palma.
El estudio encontró que:
Las plantaciones de aceite de palma guatemalteca se extendieron aproximadamente 215,785 acres durante el período de estudio, con el 28% de las nuevas tierras de cultivo reemplazando bosques.
A partir de 2019, más del 60% de las plantaciones de aceite de palma en el área de estudio se encontraban en Áreas Clave de Biodiversidad. Los KBA son sitios que contribuyen significativamente a la persistencia global de la biodiversidad en los ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos.
Las plantaciones certificadas por la RSPO, que abarca el 63% de la superficie cultivada total evaluada, no produjeron una reducción estadísticamente significativa de la deforestación y parecen ser ineficaces para reducir la invasión en zonas ecológicamente sensibles en Guatemala.
A pesar de su membresía en la RSPO y sus promesas de obtener aceite de palma de plantaciones certificadas, varias corporaciones multinacionales obtuvieron predominantemente aceite de palma de molinos no certificados en Guatemala.
Incluso las plantaciones y molinos de aceite de palma certificados por la RSPO están contribuyendo a la deforestación en Guatemala.
Guatemala está dividida en 22 distritos administrativos llamados departamentos. El estudio se centró en una región de 20,850 millas cuadradas de tres departamentos (Alta Verapaz, Izabal y la mitad inferior de Petén) responsables del 75% de la producción de aceite de palma de Guatemala.
Los investigadores utilizaron imágenes satelitales de alta resolución para evaluar el cambio en el uso de la tierra entre 2009 y 2019 y un algoritmo de aprendizaje automatizado les permitió distinguir entre bosques y plantaciones de monocultivos.
Descubrieron que la expansión de la palma aceitera está invadiendo y causando deforestación en siete Áreas Clave de Biodiversidad y 23 áreas protegidas.
Entre las áreas afectadas, las Áreas Clave para la Biodiversidad con la mayor extensión de palma incluyen el Río La Pasión, el Caribe de Guatemala y la Reserva de la Biosfera Sierra de las Minas. El Río La Pasión es un área especialmente rica para especies de peces endémicas, por lo que es un área importante para la conservación.
La invasión de palma aceitera en la Reserva de la Biosfera Sierra de las Minas amenaza a animales como el quetzal, el ave nacional de Guatemala. Conocida como la joya de Guatemala, la reserva es un banco de genes irremplazable para la reforestación tropical y la agrosilvicultura y apoya los medios de subsistencia de más de 400.000 personas.
Los investigadores identificaron 119 plantaciones certificadas por la RSPO y 82 plantaciones no pertenecientes a la RSPO. Durante el período de estudio, el 9% de la expansión de la plantación certificada por la RSPO resultó en, o contribuyó a, la pérdida de bosques, en comparación con el 25% de la expansión de la plantación no certificada.
“La certificación ambiental no mitiga efectivamente el riesgo de deforestación y las empresas no pueden confiar en la certificación para lograr cadenas de suministro libres de deforestación”, dijo el autor principal del estudio, Joshua Newell, geógrafo y profesor de la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad.
Al reconstruir las cadenas de suministro de los tres conglomerados, los investigadores revelaron conexiones con la deforestación impulsada por el aceite de palma. De los 60,810 acres de deforestación impulsada por el aceite de palma durante el período de estudio, más del 99% se atribuyó a plantaciones que suministran aceite de palma y palmiste a los molinos utilizados por dos conglomerados multinacionales. El 72% del aceite de palma y palmiste estaba vinculado al subconjunto de plantaciones que abastecen a los molinos de una tercera corporación.
“El aceite de palma ha atraído la atención por sus vínculos con la pérdida generalizada de bosques y biodiversidad en todo el sudeste asiático. Sin embargo, la literatura ha prestado una atención mínima a los nuevos espacios de producción y a los problemas de trazabilidad de la cadena de suministro corporativa”, dijo VanderWilde.
“Tal como está, la certificación ambiental hace afirmaciones injustificadas de ‘sostenibilidad’ y no sirve como una herramienta confiable para cumplir con los requisitos emergentes de deforestación cero”.
Los autores recomiendan reformas a las políticas y prácticas de la RSPO, un seguimiento corporativo sólido de las cadenas de suministro y el fortalecimiento de la gobernanza forestal en Guatemala.
Además de VanderWilde y Newell, los autores del estudio son Dimitrios Gounaridis de la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la U-M y Benjamin Goldstein de la Universidad McGill. El financiamiento para el estudio fue proporcionado por el Programa de Becas Predoctorales Rackham de la U-M.
Escrito por Jim Erickson de Michigan News, adaptado al español por Juan Ochoa de Michigan News.
Los hallazgos de un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Michigan, publicado en el Journal of Environmental Management, respaldan algunas de las afirmaciones de los críticos y van mucho más allá.
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