Para muchos trabajadores agrícolas estacionales y migrantes que plantan, cosechan y procesan productos para tiendas, puestos, mercados de agricultores y festivales en todo Michigan, las condiciones de vida pueden ser inseguras y poco saludables, según investigadoras de la Universidad de Michigan.
En entrevistas realizadas como parte del Proyecto de Trabajadores Agrícolas de Michigan, los trabajadores describieron viviendas saturadas de personas, colchones sucios que se les proporcionaban, y olores a aguas residuales y otros provenientes de los baños. Detallaron áreas comunes, como salas de estar, que a menudo también funcionaban como dormitorios y la falta de aire acondicionado.
Además, algunos mencionaron haber experimentado inseguridad alimentaria, temores sobre la contaminación del agua potable, rentas altas, salarios bajos y una falta general de vivienda segura, asequible y de calidad, no muy distinta de la situación que enfrentan muchos residentes de EE.UU.
Este proyecto de investigación comunitaria, que tiene cinco años de antigüedad, liderado por
Lisbeth Iglesias-Rios y
Alexis Handal de la Escuela de Salud Pública de la U-M, ha examinado una variedad de temas relacionados con el trato recibido por parte de los dueños y supervisores de las granjas a lo largo del tiempo.
El último estudio, publicado en el
Journal of Agromedicine, evaluó las condiciones de vivienda, laborales y de salud en general, utilizando entrevistas telefónicas con 63 trabajadores agrícolas estacionales, migrantes y H-2A, de los cuales, según las investigadoras, se depende para llevar productos al mercado cada año. Los hallazgos son especialmente importantes dada la escasa cantidad de trabajadores estadounidenses que buscan empleos en la agricultura, afirman las investigadoras.
“Esto trata sobre derechos humanos básicos, y también sobre tratar a estos trabajadores como los valiosos contribuyentes a la economía agrícola de $104.7 mil millones del estado que son. No se les otorgan las mismas protecciones que a otros trabajadores bajo las normas federales y estatales de salud y seguridad ocupacional, y el trato reportado por algunos es deshumanizante y poco saludable,” dijo Iglesias-Rios.
Las condiciones de vivienda son especialmente relevantes a medida que los funcionarios locales, estatales y federales continúan monitoreando la propagación de la gripe aviar, detectada la semana pasada en otro rebaño lechero de Michigan. También ha infectado a dos trabajadores agrícolas en Michigan y a uno en Texas.
Los trabajadores viven en una combinación de viviendas agrícolas proporcionadas por el empleador o en propiedades de alquiler en las comunidades agrícolas donde trabajan. Aproximadamente 19,000 trabajadores agrícolas migrantes, H-2A y estacionales viven en Michigan o viajan desde otros estados o países para proporcionar la mano de obra para las operaciones agrícolas de Michigan cada temporada.
“Nuestro deseo como investigadoras comprometidas con la comunidad y el deseo de los trabajadores agrícolas y sus defensores es ver cambios en las políticas que prevengan las situaciones de trabajo y vida precarias que vienen con ser un trabajador agrícola estacional, H-2A o migrante en el estado,” dijo Iglesias-Rios.
El estudio y el proyecto general se realizaron en asociación con el
Departamento de Derechos Civiles de Michigan y los
Servicios Legales para Trabajadores Agrícolas. El último artículo publicado, junto con estudios anteriores publicados, están disponible en el sitio web del
Proyecto de Trabajadores Agrícolas de Michigan e incluye comentarios de entrevistas con trabajadores agrícolas:
Un trabajador dijo, “Me gustaría que los trabajadores tuvieran un trato más humano e igualitario. La agricultura es un trabajo muy importante y digno, pero no valoran nuestro trabajo. Desearía que hubiera más conciencia y mejor trato para los trabajadores. Sufrimos mucho. Me gustaría un foro para hablar con los productores para que puedan tratar mejor a los trabajadores.”
De otro trabajador agrícola: “Me gustaría menos personas en los apartamentos porque tienen dos habitaciones y una cama y luego ponen ocho personas. Eso es mucha gente para el espacio.”
Muchos trabajadores agrícolas informaron que las condiciones de vida eran satisfactorias. La investigación, sin embargo, se centra en el maltrato las condiciones laborales y de vida precarias reportadas por los trabajadores, incluyendo:
- La mayoría de los trabajadores, un 81%, reportaron uno o más peligros ambientales en la residencia, incluyendo la calidad del agua potable.
- Experiencias de objetificación y deshumanización y abuso verbal, así como falta de privacidad y condiciones que propician el confort, sueño e higiene.
- Casi la mitad de los trabajadores agrícolas, un 48%, calificaron su salud como regular o mala durante el año previo a la entrevista; más de un tercio reportó tres o más condiciones crónicas y un 39% reportó falta de seguro de salud.
- Aproximadamente un 38% reportó vivir en la pobreza.
- Salas que se usan también como dormitorios, con colchones en el suelo. La mayoría de los trabajadores entrevistados, más del 60%, reportaron tener colchones que estaban algo limpios o no estaban limpios en absoluto.
El estudio se realizó durante la pandemia de COVID-19, un período en el que el virus afectó y causó la muerte de un número desproporcionado de latinos, incluidos los trabajadores agrícolas. A finales de 2020, el Departamento de Derechos Civiles de Michigan encargó un estudio sobre vivienda para describir las características laborales y las condiciones de acceso, asequibilidad y calidad de la vivienda para los trabajadores agrícolas que vivían dentro y fuera de los sitios de trabajo agrícola durante la pandemia en Michigan.
Escrito por Kim North Shine de Michigan News, adaptado al español por Juan Ochoa de Michigan News.