Restringidos por las leyes de inmigración, los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos enfrentan desafíos severos, incluyendo la imposibilidad de visitar a los familiares que dejaron atrás.
Esta “violencia lenta” se vuelve más dolorosa durante los momentos de muerte, causando “duelo transnacional” ya que las familias están permanentemente separadas y no pueden reunirse, llorar y enterrar a sus difuntos.
Kristina Fullerton Rico
“Bajo el sistema actual, se les niega la libertad de movimiento a los inmigrantes indocumentados”, dijo
Kristina Fullerton Rico, autora principal del reciente
estudio sobre el duelo transnacional y becaria postdoctoral en el Centro para la Justicia Racial en la Escuela de Políticas Públicas Ford de la Universidad de Michigan.
“Para los inmigrantes en esta situación, la muerte transnacional es el peor escenario posible porque significa una separación permanente. El estatus no autorizado no solo complica el proceso de luto, sino que también exacerba los sentimientos de impotencia, culpa y aislamiento entre los dolientes transnacionales.”
El estudio de seis años, que involucró entrevistas en profundidad con 20 participantes, revela el costo emocional y social de estas restricciones en los inmigrantes indocumentados y sus familias. Publicado en la revista Social Problems, el estudio se centra principalmente en las familias mexicanas, pero es relevante para todas las personas con estatus no autorizado.
Durante más de dos décadas, Verónica ha vivido en el mismo pequeño apartamento en la ciudad de Nueva York, trabajando incansablemente para enviar dinero a su madre en México. Pero cuando la salud de su madre comenzó a fallar hace unos años, Verónica se enfrentó a una dura realidad: su estatus migratorio significaba que no podía viajar para estar al lado de su madre ni asistir a su funeral.
Reflexionando sobre la muerte de su madre, Verónica recordó cómo las videollamadas con su madre la dejaban sintiéndose impotente. “Podía ver que estaba sufriendo y no había nada que pudiera hacer para ayudarla”, dijo.
Se estima que
11 millones de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos enfrentan la angustia del “duelo transnacional”: la experiencia de lamentar la muerte de un ser querido desde lejos debido a su estatus migratorio. A medida que esta población envejece y sus redes de familiares y amigos en sus países de origen disminuyen debido a la muerte, su estatus indocumentado se ha convertido en una “jaula de oro”, restringiendo su capacidad para viajar a funerales y despedidas.
“Podría subirme a un avión fácilmente. El problema es cómo regresar”, dijo Verónica sobre su estatus indocumentado, llorando de frustración.
Utilizando un enfoque etnográfico integral, Fullerton Rico identificó varias repercusiones clave del duelo transnacional:
- El espectro de la muerte transnacional: Los inmigrantes indocumentados viven con el temor constante de no poder ver a sus seres queridos nuevamente, lo que impacta su bienestar emocional años antes de experimentar este tipo de duelo.
- Luto y culpa intensificados: La imposibilidad de asistir a los funerales conduce a profundos sentimientos de impotencia y culpa. Los participantes describieron sus experiencias utilizando metáforas de encarcelamiento, destacando el costo emocional de no poder estar con sus familias en tiempos de pérdida.
- Estrategias de duelo: Los inmigrantes adoptan diversos métodos para afrontar su pérdida, como el duelo por poder, proporcionar apoyo financiero para los gastos del funeral y participar en rituales de manera virtual. A pesar de estos esfuerzos, muchos informaron que estos métodos ofrecían un consuelo limitado y, a veces, intensificaban los sentimientos de aislamiento.
- Pérdidas adicionales: La muerte de un miembro transnacional de la familia puede desencadenar más dificultades, como perder a quien cuida de los niños o enfrentar desafíos en la administración de asuntos financieros. Los participantes enfatizaron las dificultades acumuladas tras la muerte de un ser querido, dejándolos ansiosos por el bienestar de los miembros jóvenes de la familia y la futura gestión de los bienes y responsabilidades familiares.
Florencia, otra inmigrante indocumentada de México desde hace mucho tiempo, recordó su impotencia cuando la salud de su madre comenzó a deteriorarse.
“Era algo imposible de solucionar. Tu única opción es aceptar que no puedes hacer nada”, dijo Florencia, reflexionando sobre la desafiante realidad y el costo emocional que enfrentan los inmigrantes indocumentados que viven en los Estados Unidos.
Los participantes también informaron sentimientos intensos de culpa al pensar que su ausencia había causado sufrimiento adicional a sus seres queridos, aun cuando reconocían que las barreras sistémicas les habían impedido regresar.
“Estando aquí, no puedo hacer nada, ni siquiera darle un abrazo”, dijo Diana, hablando de su incapacidad para consolar a su madre después de la reciente muerte de su padre.
Incapaces de asistir a los funerales, los inmigrantes indocumentados desarrollan estrategias para lidiar con el duelo: enviando a familiares documentados como representantes, proporcionando apoyo financiero o utilizando la tecnología para asistir virtualmente. Sin embargo, las experiencias virtuales pueden no ofrecer los mismos beneficios y pueden hacer que la experiencia sea más traumática.
El estudio subraya la urgente necesidad de reformas políticas que promuevan una mayor movilidad para las familias migrantes, permitiéndoles reunirse y participar en rituales funerarios. Abordar estos problemas puede tener beneficios significativos para el bienestar emocional y social de las familias transnacionales.