ANN ARBOR, Michigan.— El derretimiento de los glaciares y de los mantos de hielo en las islas canadienses del Ártico desempeña un papel mucho mayor que lo calculado por científicos en el aumento de los niveles del mar, según un nuevo estudio dirigido por un investigador de la Universidad de Michigan.
El Archipiélago Ártico canadiense, de 1,5 millones de kilómetros cuadrados contiene unas 30.000 islas. Entre 2004 y 2009 la región perdió el equivalente a tres cuartos del agua en el Lago Erie, según determinó el estudio. Las temperaturas más altas que las habituales en esos años causaron un incremento rápido en el derretimiento del hielo de los glaciares y la nieve, dijo Alex Gardner, un investigador en el Departamento de Ciencias Atmosféricas, Oceánicas y Espaciales, que dirigió el proyecto. El estudio se publica el 20 de abril en Internet en la revista Nature.
"Antes pensábamos que esta región no contribuía mucho al aumento del nivel del mar", señaló Gardner. "Ahora nos damos cuenta de que afuera de la Antártica y Groenlandia, esta región fue la mayor contribuyente en los años 2007 a 2009. Esta área es muy sensible y si continúan subiendo las temperaturas veremos mucho más derretimiento".
El noventa y cinco por ciento de todo el hielo sobre tierra en el mundo está atrapado en los gigantescos mantos helados de la Antártica y Groenlandia. A pesar de su tamaño actualmente sólo representan alrededor de la mitad del hielo sobre tierra que se pierde en los océanos. Esto es, en parte, porque están tan fríos que el hielo se derrite sólo en sus bordes.
La otra mitad del hielo derretido que se añade elevando el nivel del mar proviene de glaciares más pequeños y cubiertas de hielo en las montañas como los que se encuentran en el ártico canadiense, Alaska y la Patagonia. Este estudio revela la importancia de estas regiones más pequeñas y a menudo despreciadas, dijo Gardner.
Durante los primeros tres años de este estudio, de 2004 a 2006, las regiones perdieron un promedio de 29 kilómetros cúbicos de agua por año. Esto aumentó a los 91 kilómetros cúbicos de agua – aproximadamente 90 billones de litros—por año durante la última parte del estudio. En los seis años esto añadió un total de un milímetro al nivel de los océanos del planeta. Si bien puede parecer que esto no es mucho Gardner dijo que las pequeñas cantidades pueden hacer la gran diferencia.
En este estudio un grado de diferencia en la temperatura promedio del aire resulta en 62 kilómetros cúbicos de hielo derretido.
Sin embargo dado que el estudio cubrió apenas seis años los resultados no señalan, necesariamente, una tendencia.
"’Esta es una gran respuesta a un cambio pequeño en el clima", dijo Gardner. "Si continúa el calentamiento y empezamos a ver respuestas similares en otras regiones con glaciares, yo creo que habría que preocupase. Pero, en este momento, no sabemos si esto continuará".
Las Naciones Unidas han vaticinado que los océanos subirán en un metro hacia fines de este siglo. Esto podría tener ramificaciones para decenas de millones de personas que viven en ciudades costeras y en regiones bajas en todo el mundo. Los futuros tsunamis y marejadas levantadas por tormentas, por ejemplo, sobrepasarían con más facilidad las barreras costeras.
Para llevar a cabo el estudio los investigadores de un conjunto internacional de instituciones llevaron a cabo simulacros numéricos y luego usaron dos técnicas diferentes, con ayuda de satélites, para validar los resultados de sus modelos. Mediante la altimetría por laser midieron los cambios en la elevación de la región al paso del tiempo. Y mediante una técnica denominada "gravimetría" midieron los cambios en el campo gravitacional de la Tierra, lo cual implicó una redistribución de masa, una pérdida de masa para los glaciares y los mantos de hielo.
El artículo se titula "Sharply Increased Mass Loss from Glaciers and Ice Caps in the Canadian Arctic Archipelago". La investigación la financiaron el Consejo de Investigación de Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá, el Fondo Ingeneuity de Alberta, El Séptimo Programa marco de la Unión Europea, y la Fundación Canadiense para Ciencias del Clima y la Atmósfera–
Otros colaboradores trabajan con la Universidad de Alberta, el Instituto Scripps de Oceanografía, la Universidad de Oslo, el Instituto Meteorológico Real de Holanda, el Departamento de Recursos naturales de Alaska, la Universidad Estatal Westfield y la Corporación Científica Campbell de Canadá.
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