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En los últimos años, la profundización de las divisiones ideológicas y estratégicas en muchas partes del mundo ha sugerido la llegada de una nueva Guerra Fría.
El próximo año puede revelar mucho sobre esta nueva fase de la política mundial, con profundas implicaciones diplomáticas, según John Ciorciari, profesor y decano asociado de investigación y compromiso político en la Escuela Ford de Políticas Públicas de la Universidad de Michigan.
Ciorciari, también director del Centro de Política Internacional de la Escuela Ford y del Centro de Diplomacia Weiser, analiza cinco regiones que probablemente permanezcan en las noticias, lo que podría suceder y las posibles implicaciones diplomáticas.
Latinoamérica
Aumentan las fuerzas antidemocráticas tanto de izquierda como de derecha. Las protestas y disturbios en Brasil, Perú, Venezuela y otros países expresan un profundo descontento con la corrupción y la mala gestión del gobierno.
También abre las puertas al autoritarismo y a la política de emergencia, amenazando con erosionar aún más los avances democráticos en la región en las últimas décadas. Podría ser una receta para el tipo de conflicto y polarización ideológica que sacudió la región durante la Guerra Fría.
Europa
La guerra prolongada en Ucrania pondrá a prueba la unidad y la resolución de la OTAN a medida que aumentan los precios de la energía y otras tensiones. Al mismo tiempo, la mordida de las sanciones y el aumento de víctimas mortales retaran el régimen de Putin. Estas fuerzas podrían crear espacio para la diplomacia, tal vez a través de puertas cerradas, aunque un acuerdo de paz es poco probable.
Lo que está en juego en Ucrania sigue siendo muy importante, tanto para los ucranianos como el curso del conflicto desempeñará un papel crucial en la definición del nuevo equilibrio de poder mundial.
Asia
La vista permanece enfocada en el Estrecho de Taiwán. Mientras el presidente chino, Xi Jinping, deja en claro su objetivo de “resolver la cuestión de Taiwán”, la administración Biden ha ofrecido respuestas inconsistentes.
Este año, China puede aumentar la presión sobre Taiwán, muy probablemente a través de canales económicos y cibernéticos. EE. UU. luchará con la posibilidad de dejar a lado su prolongada estrategia política de ambigüedad.
Los pasos en falso de ambos lados podrían cambiar el carácter de la cuestión de Taiwán, haciendo que la escalada sea mucho menos reversible.
África
Una serie de golpes de Estado y conflictos de larga duración dejan en su lugar a muchos gobiernos asediados y no representativos que buscan armas e inversiones.
En algunos de esos contextos, las operaciones de paz de la ONU y otras empresas multilaterales han ayudado a mitigar la competencia entre grandes potencias. Aún así, la competencia por la influencia en África entre Occidente y sus principales rivales en Beijing y Moscú continuará, y echará más leña al fuego si las grandes potencias apoyan a lados opuestos en conflictos internos en lugares como Etiopía y el Sahel.
Oriente Medio
Las vacilantes relaciones saudíes con Washington y el tumulto en Teherán presagian un posible cambio. Durante décadas, la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán ha repercutido en toda la región, desde Yemen hasta Irak, Siria y Líbano.
Las autocracias tanto en Riad como en Teherán ahora enfrentan una creciente presión en el país y en el extranjero, ofreciendo alguna esperanza de liberalización, pero con un gran riesgo de inestabilidad y conflictos regionales a corto plazo.
Escrito por Jeff Karoub, Michigan News, adaptado al español por Juan Ochoa, Michigan News