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ANN ARBOR, Michigan.— Mientras el Congreso debate un proyecto de ley que pondría fin a la discriminación en el empleo sobre la base de la orientación sexual —quizás esta misma semana— los investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan ofrecen más pruebas de la discriminación en el sitio de trabajo y su impacto sobre la salud de las minorías sexuales jóvenes.
José Bauermeister, Profesor Asistente John G. Searle de Conducta de Salud y Educación para la Salud y Director del Centro para Sexualidad y Disparidades de Salud en la UM, encabezó una asociación de académicos y la comunidad que observó un grupo diverso de hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, con edades de 18 a 29 años. Bauermeister y su equipo investigador querían averiguar si los hombres habían encontrado la discriminación en sus empleos y si ella tenía una vinculación con la condición de salud según ellos la describían, y con la calidad de la vida en relación con su salud.
“Lo que nuestro estudio encontró fue que los hombres jóvenes no sólo informaban de una diversidad de episodios de discriminación en el empleo debido a su sexualidad, sino que también eran más propensos a dar cuenta de resultados de salud menos favorables que sus pares que no habían experimentado discriminación en el empleo durante el año anterior”, dijo Bauermeister.
Como parte de una iniciativa costeada por la Fundación Ford, y el Fondo MAC AIDS, Bauermeister y sus colegas encontraron que el 15 por ciento de los casi 400 hombres del área de Detroit informaban de al menos una experiencia de discriminación en el empleo sobre la base de su sexualidad. Los incidentes incluyeron el no ser contratado, ser despedido, que se les negara una promoción o un aumento de sueldos, o el recibir una evaluación desfavorable.
Con medidas de validación que usan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los investigadores preguntaron a los participantes que describieran su condición general de salud, que indicaran cuán a menudo en los últimos treinta días su salud física o mental no había sido buena, y si su condición de salud les había impedido cumplir con sus actividades habituales.
Los participantes informaron que habían tenido numerosos días en los cuales su salud física o mental no había sido buena, con un promedio de 1,5 días en los cuales se vieron impedidos de cumplir sus actividades normales. El nueve por ciento de los participantes dio cuenta de problemas limitados con la funcionalidad debido a un impedimento o un problema de salud.
“Nuestras conclusiones, si bien son específicas para el área de Detroit, indican que la discriminación en el lugar de trabajo tiene implicaciones de derechos civiles y de salud pública”, señaló Bauermeister. “La ausencia de estas protecciones en el empleo también puede tener implicaciones económicas para la comunidad, ya que vemos que un grupo de hombres jóvenes que están listos y son capaces de trabajar quizá no son empleados debido a su orientación sexual o pueden tener una salud más frágil si experimentan la discriminación en el sitio del empleo”.
Si bien ni el Estado de Michigan ni el gobierno federal ofrecen protección a las minorías sexuales, la ciudad de Detroit prohíbe la discriminación. El Senado de Estados Unidos podría votar esta misma semana sobre la Ley de No discriminación en el Empleo, conocida como ENDA por su sigla en inglés.
El estudio de la Escuela de Salud Pública de la UM se presentó en la reunión de 2013 de la Asociación Estadounidense de Salud Pública en Boston y se publicará en internet en la revista Sexual Research and Social Policy.