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La matanza controlada de murciélagos no detiene la propagación de la rabia

03/12/2013

 

Los murciélagos vampiro son rastreados en el Amazonas con un radiotransmisor. Foto por Daniel Streicker.

ANN ARBOR , Michigan.- La matanza controlada de murciélagos vampiro para frenar la propagación del virus de la rabia no es muy eficaz y podría tener el resultado opuesto, según los investigadores de la Universidad de Michigan y sus colegas.

Los murciélagos vampiro transmiten el virus de la rabia en toda América Latina lo cual causa la muerte de miles de cabezas de ganado; y ocasionalmente, víctimas humanas. Desde la década del 60 se han usado venenos y explosivos para controlar la población de murciélagos pero estos esfuerzos de matanza controlada en general han fallado.

El año pasado un equipo de investigadores de la UM y sus colegas en la Universidad de Georgia dieron cuenta de los resultados de un estudio de terreno, de largo plazo, de las colonias de murciélagos vampiro en Perú.

Ahora el mismo equipo combinó los datos recogidos en el terreno con nuevos modelos computarizados de la transmisión de la rabia, e información de estudios de infección usando vampiros capturados para mostrar que la matanza tiene un efecto mínimo en la contención del virus, y en algunos casos, de hecho aumenta su propagación al empujar a los murciélagos infectados hacia colonias vecinas.

Las conclusiones indican que la coordinación geográfica de las campañas para el control de la población de estos murciélagos en América Latina, que tome en cuenta la interconexión de colonias aparentemente aisladas, podría reducir la transmisión a los humanos y a los animales domésticos. El nuevo estudio del equipo, que se publica por internet en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el 2 de diciembre, también establece que la rabia, habitualmente, no es letal entre los murciélagos vampiros.

El mordisco de un murciélago vampiro. Foto por Daniel Streicker.

“En el estudio del año pasado demostramos que el tamaño de la colonia de murciélagos no sirve para pronosticar la prevalencia de la rabia lo cual muestra que la matanza selectiva no había reducido la transmisión”, dijo el ecólogo de población y epidemiólogo Pejman Rohani, de la UM, y autor principal del artículo en PNAS. (la autora primera es Julie Blackwood, ex investigadora asociada de post grado en el laboratorio de Rohani y quien ahora está en Williams College).

“En el estudio actual hacemos varias cosas. Primero ajustamos modelos que comprenden premisas alternativas en relación con este sistema e identificamos un papel importante del movimiento entre las colonias. Luego usamos el modelo que se ajustaba mejor para examinar qué ocurre bajo la matanza controlada, especialmente si es indiscriminada en lugar de dirigirse específicamente a los murciélagos infectados. Y una vez más la matanza controlada ha resultado ser ineficaz, pero ahora el modelo nos ayuda a entender por qué lo es”.

El desarrollo de métodos eficaces de control del virus de la rabia transmitido por vampiros requiere una comprensión de los mecanismos que han permitido que el patógeno, altamente virulento, persista a pesar de los esfuerzos de control. Pero ha sido difícil comprender los mecanismos de persistencia a pesar del reconocimiento del virus y sus riesgos para la salud desde comienzos de la década de 1900.

Para determinar esos mecanismos de persistencia Rohani y sus colegas crearon cuatro modelos matemáticos de la transmisión de la rabia, cada uno representando una hipótesis alternativa para la biología de la infección de la rabia.

Luego probaron los modelos cotejándolos con los datos del estudio en el terreno encabezado por la Universidad de Georgia sobre la exposición a la rabia en las colonias de vampiros en Perú. Ese estudio rastreó las exposiciones a la rabia en murciélagos vampiro Desmodus rotundus, marcados individualmente de diecisiete colonias en cuatro regiones de Perú entre 2007 y 2010, y resultó en el conjunto de datos más completo sobre los patrones de exposición a la rabia jamás recolectados para cualquier especie de murciélago, según los autores del artículo en PNAS.

Se efectuaron miles de simulacros por computadora y los modelos más exitosos demostraron que una colonia de murciélagos vampiro, aislada no puede mantener el virus de la rabia a lo largo del tiempo. El movimiento frecuente de murciélagos infecciosos entre las colonias es necesario para mantener el virus de la rabia a niveles coherentes con las observaciones en el terreno.

“El papel crítico de la migración entre colonias de murciélagos pronosticado por nuestro análisis indica que las actuales prácticas de matanza controlada a menudo como reacción a brotes de rabia en el ganado o porque se aplican de manera descuidada, tienen pocas probabilidades de eliminar el virus de la rabia transmitido por murciélagos vampiro.

“Si bien los programas que apuntan a colonias específicas pueden limitar la transmisión local de los murciélagos a los humanos o los animales domésticos, la persistencia regional del virus probablemente no resulta afectada debido a la alta conectividad entre las colonias de murciélagos”, explicó Rohani. “Por otra parte si la matanza selectiva aumenta el movimiento como resultado de la liberación de espacio, o por la dispersión causada por la matanza selectiva el resultado podría ser el opuesto”.

Rohani y sus colegas señalan que tal fenómeno se ha observado recientemente en las matanzas controladas de tejones en el Reino Unido donde el trastorno de la dinámica social del tejón y la dispersión siguiente condujeron a un incremento de la transmisión de tuberculosis al ganado en sitios vecinos.

La otra conclusión principal de estudio de los murciélagos es que la vasta mayoría de las exposiciones al virus de la rabia entre los murciélagos vampiro, en las cuales un murciélago infeccioso muerde a un individuo susceptible, de hecho inmuniza al murciélago mordido, lo cual contribuye a impedir la extinción de la colonia y sustenta al vampiro.

Las probabilidades de que un murciélago vampiro desarrolle una infección legal después de la exposición al virus de la rabia son de alrededor del 10 por ciento, muy por debajo de la tasa de mortalidad del 50 al 90 por ciento vista en estudios experimentales previos que involucraron la inoculación de murciélagos vampiro con el virus de la rabia, según los investigadores.

En América Latina los esfuerzos coordinados para eliminar la rabia entre humanos transmitida por perros comenzaron en 1983 y han llevado a una reducción de casi el 90 por ciento en los casos de rabia entre humanos y canes, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. Desde 2000 los vampiros han sido la causa principal de rabia entre humanos, especialmente en áreas remotas de la región amazónica en Perú, Ecuador y Brasil, según CDC.

El crecimiento continuado de la industria ganadera probablemente exacerba los brotes de rabia en la región proporcionando una fuente de alimento casi ilimitada para l os murciélagos que se alimentan de sangre, y esto promueve el crecimiento de la población y la expansión de su territorio. La combinación de grandes poblaciones de murciélagos vampiro y el contracto frecuente con el ganado contribuye a pérdidas anuales de unos 30 millones de dólares en mortalidad del ganado latinoamericano.

De las más de 1.200 especies de murciélagos en todo el mundo, sólo tres son vampiros, y los tres viven en América Latina, según Bat Conservation International. Dos de las especies se alimentan principalmente de la sangre de aves, y una, el murciélago vampiro común D. rotundus, prefiere los mamíferos, especialmente el ganado.

Los murciélagos vampiro comunes cazan sólo cuando está completamente oscuro y escuchan los sonidos regulares de la respiración de los mamíferos que duermen y que les sirven como su principal fuente de alimentación. Una vez que localiza su objetivo, el murciélago aterriza y se aproxima en el suelo. Los murciélagos vampiro usan sensores de calor en su nariz para ubicar los puntos cálidos donde la sangre fluye por vasos cerca de la superficie de la piel.

Los murciélagos usan incisivos muy afilados para crear pequeños cortes. Una enzima en su saliva impide que la sangre se coagule mientras el murciélago se alimenta, y una canaleta especializada en la lengua hace que la sangre fluya sin la necesidad de succionar o dar lengüetazos.

“A pesar de lo que muestren las películas, los vampiros no chupan la sangre. La beben como gatitos”, según Bat Conservation International.

En todo el mundo más de 55.000 personas mueren cada año por la rabia, según la Organización Mundial de la Salud. Más del 95 por ciento de las muertes humanas ocurre en Asia y áfrica, y los perros son la fuente de infección en casi todas esas muertes, según la OMS.

Además de Rohani y Blackwood, los autores del artículo en PNAS son Daniel Streicker y Sonia Altizer, de la Universidad de Georgia. La investigación tuvo el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencia, la Universidad de Georgia, Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, National Geographic Society el Departamento de Seguridad Nacional y los Institutos Nacionales de Salud.

 

Fotos gentileza de Daniel Streicker.

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