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Investigadores esperan que el método de diagnóstico sea más preciso que las mamografías
ANN ARBOR– Investigadores de la Universidad de Michigan están desarrollando una píldora que hace que los tumores de mama se iluminen cuando se exponen a la luz infrarroja, y han demostrado que el concepto funciona en ratones. El nuevo método de diagnóstico ayudaría a distinguir entre los tumores benignos y malignos, evitando que las mujeres se sometan a procedimientos innecesarios.
La mamografía es una herramienta imprecisa. Aproximadamente un tercio de los pacientes con cáncer de mama tratadas con cirugía o quimioterapia tienen tumores que son benignos o de tan lento crecimiento que nunca llegarían a ser peligrosos para la vida, según un estudio de Dinamarca el año pasado. En otras mujeres, el denso tejido mamario oculta la presencia de bultos o grumos inusuales, resultando en muertes por cánceres tratables. Además, las mamografías son notoriamente incómodas.
“Gastamos $4,000 millones de más al año en el diagnóstico y tratamiento de cánceres de los cuales las mujeres nunca morirían,” dijo Greg Thurber, profesor asistente de ingeniería química y biomédica de la U-M, quien dirigió el equipo. “Si nos cambiamos a una imagen molecular, podemos ver qué tumores deben ser tratados.”
“No quiero descartar la mamografía. La mamografía es buena, salva vidas,” agregó. “Lo que estamos tratando de hacer es facultar al médico para que tome mejores decisiones con el paciente, de modo que no se hagan pruebas innecesarias, pero aquellos pacientes que sí tienen cáncer, que sí necesitan tratamiento, reciban ese tratamiento apropiado lo más pronto posible.”
El método del equipo de Thurber utiliza un colorante que responde a la luz infrarroja para marcar o ‘etiquetar’ una molécula que comúnmente se encuentra en las células tumorales, en los vasos sanguíneos que alimentan los tumores y en el tejido inflamado. Al tener información específica sobre los tipos de moléculas en la superficie de las células tumorales, los médicos pueden distinguir mejor un cáncer maligno de un tumor benigno.
En comparación con la luz visible, la luz infrarroja penetra en el cuerpo fácilmente y puede llegar a todas las profundidades de la mama sin rayos X, que tiene un pequeño riesgo de alterar el ADN y sembrar un nuevo tumor. El uso de un colorante entregado oralmente también mejora la seguridad, ya que algunos pacientes pueden tener reacciones severas a colorantes intravenosos. Estos pequeños riesgos llegan a ser significativos cuando decenas de millones de mujeres son examinadas cada año en los EE.UU. solamente.
Pero no es fácil diseñar una píldora que pueda llevar el colorante al tumor.
“Para que una molécula sea absorbida en el torrente sanguíneo, debe ser pequeña y grasienta. Pero un agente de imagen tiene que ser grande y soluble en agua. Así que necesitas propiedades exactamente contrarias”, dijo Thurber.
Afortunadamente, no eran las únicas personas en busca de una molécula que pudiera llegar desde el sistema digestivo a un tumor. La compañía farmacéutica Merck estaba trabajando en un nuevo tratamiento para el cáncer y enfermedades relacionadas. Ellos llegaron hasta la fase II de ensayos clínicos que demuestran su seguridad, pero, por desgracia, no fue efectiva.
Thurber dijo que la nueva técnica utiliza este medicamento fallido.
Ya se ha demostrado que la molécula pasa intacta por el estómago y el hígado, por lo que puede viajar a través del torrente sanguíneo. El equipo unió una molécula a este medicamento que emite fluorescencia cuando es golpeada con luz infrarroja. A continuación, le dieron el fármaco a ratones que tenían cáncer de mama, y vieron los tumores iluminarse.
La investigación se describe en un estudio en la revista Molecular Pharmaceutics, titulada, “Oral administration and detection of a near-infrared molecular imaging agent in an orthotopic mouse model for breast cancer screening.”
Este trabajo fue realizado en colaboración con David Smith, el profesor John G. Wagner Collegiate Professor de Ciencias Farmacéuticas en la Facultad de Farmacia de la U-M. Fue apoyado por la Fundación para el Estudio y la Lucha contra el Cáncer y los Institutos Nacionales de Salud.
Extracto del estudio
Greg Thurber