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COVID-19: Cómo los países de cinco continentes respondieron a la pandemia

20/04/2021

ANN ARBOR—Las primeras líneas de “Anna Karenina” de Tolstoi, en las que el autor ruso propone que “las familias felices son todas iguales; cada familia infeliz es infeliz a su manera”, también se pueden aplicar a las respuestas al COVID-19 por parte de los países de todo el mundo, según  investigadores de la Universidad de Michigan.

Los Profesores de la UM Scott Greer, Elizabeth King y Elize Massard da Fonseca, de la institución asociada a la UM, FGV, en Brasil, dirigieron un proyecto en el que se analizaron las primeras respuestas de los gobiernos de 34 países de cinco continentes a la pandemia emergente de COVID-19 y cómo esas decisiones afectaron a la salud y la vida de sus ciudadanos. 

Reunieron a un equipo de unos 70 investigadores de salud pública y científicos políticos que se dedicaron a entender la política y las respuestas de los gobiernos, enfocándose en lo que hacen los políticos, para bien y para mal, en lugar de fijarse sólo en los datos tradicionales como las cifras de muertes y la trayectoria de contagio de la enfermedad.

En un amplio y profundo análisis de cómo respondieron diferentes naciones a la misma pandemia, el equipo dirigido por la U-M descubrió que los pocos países que tuvieron un mayor éxito a finales de 2020 se parecían en sus reacciones. 

Estos “países felices”—como Corea del Sur, Vietnam, Nueva Zelanda y Dinamarca—tuvieron una reacción rápida dentro del sector de la salud pública a través de intervenciones no farmacéuticas (uso de mascarillas, directrices estrictas de cierre). Rápidamente implementaron pruebas rigurosas y respuestas de seguimiento de contactos para detener la transmisión del virus, pagaron a las personas para que se quedaran en casa e hicieron un trabajo importante de salud pública con rapidez, obteniendo así “lo mejor de ambos mundos”, dicen los investigadores.

“Los gobiernos respondieron de maneras distintas para gestionar la pandemia de COVID-19 y nuestro trabajo indica por qué los países actuaron como tales”, dijo Greer, profesor de gestión y política de la salud en la Escuela de Salud Pública de la U-M. “Queríamos empezar a identificar lo más importante y explicarlo para dar forma a futuras conversaciones sobre el significado y las lecciones aprendidas tras esta enfermedad para la política comparativa y la política de salud”.

Greer, King y Massard da Fonseca, quienes co-editaron “Coronavirus Politics” con el especialista portugués de salud pública André Peralta-Santos, recopilaron datos de los primeros nueve meses de 2020, cuando la gestión de la pandemia dependía de intervenciones no farmacéuticas y de sistemas para examinar, buscar y aislar.

“El objetivo principal era reunir a un grupo impresionante de académicos interdisciplinarios con conocimientos profundos de cada país o región para describir las medidas de salud pública y de política social”, dijo King, profesor adjunto de comportamiento sanitario y educación de la salud en la Escuela de Salud Pública de la U-M. “Y también para ofrecer explicaciones sobre cómo y por qué los países respondieron de la forma en que lo hicieron durante la primera ola de la pandemia”. 

Países infelices

Mientras que los “países felices”, o los que respondieron adecuadamente a la pandemia, tenían estrategias parecidas para gestionar la pandemia, cada uno de los “países infelices”, o los que lo hicieron mal, eran infelices a su manera, dicen los investigadores. 

Estos países, como Estados Unidos, Brasil y Rusia, respondieron con distintas políticas, algunas esperadas y otras que no. Por ejemplo, estos gobiernos dieron algunos estímulos y básicamente facilitaron la permanencia en casa, pero luego no construyeron realmente ninguna infraestructura de salud pública. 

En ambos casos—y por diferentes razones, tomando en cuenta las diferencias en sus sistemas políticos—EE.UU. y Brasil fueron “dos países muy destacados que llevaron a cabo un enorme estímulo económico y social y luego no hicieron declaraciones coherentes en relación con la salud pública”, dicen los investigadores.

“Se ven los efectos en la mortalidad, se ven los efectos en la cantidad de casos”, dijo Greer. “La gente agradeció el dinero y muchos se quedaron en casa, pero luego, a falta de una directiva de salud pública, se produjo un caos en cada estado. Parece que hay que unir bien la política social y el trabajo de salud pública”. 

India pudo haber utilizado un método diferente para “equivocarse”, dicen Greer, King y sus colegas. El gobierno de la India ignoró la política social, produciendo una tragedia diferente. El gobierno le dijo a la población que se quedara en casa, para luego darse cuenta de que millones de obreros migrantes tenían que trabajar para comer.

“Cuando cierran su empleo, todos pasan hambre”, dijo Greer. “Todavía no lo sabemos, pero podría ser que el cierre en India haya matado a más personas que el virus. Es muy posible”.

La capacidad estatal para responder a la pandemia fue menos importante que la política. Algunos líderes de países con una gran capacidad estatal, como Donald Trump (Estados Unidos), Jair Bolsonaro (Brasil), Sebastián Pinera (Chile) y Boris Johnson (Reino Unido), no utilizaron esa capacidad de forma eficaz contra la pandemia de COVID—19, dicen los investigadores”.

Tanto Trump como Bolsonaro adoptaron enfoques destructivos de denegación hacia la epidemia, lo cual socavó los esfuerzos para responder de manera efectiva, indican.

Según King, “es difícil tener una respuesta exitosa al COVID-19 sin responder con políticas sociales que permiten a los individuos, las comunidades y las empresas sobrevivir las consecuencias sociales y económicas de la pandemia”.

Los líderes son importantes

La capacidad estatal para responder a la pandemia fue menos importante que la política. Algunos líderes de países con una gran capacidad estatal, como Donald Trump (Estados Unidos), Jair Bolsonaro (Brasil), Sebastián Pinera (Chile) y Boris Johnson (Reino Unido), no utilizaron esa capacidad de forma eficaz contra la pandemia de COVID-19, dicen los investigadores.

Tanto Trump como Bolsonaro adoptaron enfoques destructivos de denegación hacia la epidemia, lo cual socavó los esfuerzos para responder de manera efectiva, indican.

“En general, el presidencialismo y los gobiernos autoritarios les garantizan instrumentos poderosos, que en manos de un negacionista populista pueden tener efectos desastrosos en la respuesta al COVID-19″, dijo el co-editor Massard da Fonseca, profesor adjunto de administración pública en la Escuela de Administración de Empresas de Sao Paulo en la Fundación Getulio Vargas. 

“Brasil estaba bien preparado para afrontar la pandemia con eficacia, pero desgraciadamente no lo hizo, aun teniendo una infraestructura de investigación y de salud relativamente robustas”.  

El investigador concluyó que esta pandemia demuestra que existen graves problemas de coordinación en la gestión de la salud a nivel mundial. En cada país, la diferencia en la vida de las personas hoy, comparada con la de hace un año, es el resultado de las decisiones políticas públicas. 

“Las instituciones políticas son importantes, y necesitamos más estudios políticos para entender mejor y preparar a los países para futuras crisis de salud”, dijo Greer. “Hay muchas personas muertas en todo el mundo por culpa de las decisiones políticas”. 

“Las vacunas dan una esperanza que sorprendió a la mayoría de los observadores informados. Crearon esperanza en medio del desorden que se observa en muchos países—aunque la política determinará nuevamente si esa esperanza se cumple”.

Una versión gratuita en línea de Coronavirus Politics ya está disponible. 

 

Traducido al español por Luisa Sánchez, una estudiante de ciencias políticas y estudios latinoamericanos y caribeños en la Universidad de Michigan.

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