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ANN ARBOR– ¿Te has preguntado si el comportamiento antisocial de tu niño o niña de dos años predice una adolescencia y adultez problemática?
Investigadores de la Universidad de Michigan, de la Universidad Estatal de Pensilvania, de la Universidad de Oregon y varias otras universidades han encontrado nuevas pistas para identificar qué niños pueden estar en riesgo de los peores resultados antisociales y cuales son las fuentes de estos primeros problemas.
Los investigadores estudiaron los comportamientos insensibles y sin emociones en los primeros años de vida tales como la falta de empatía, mentira y poca emoción en los niños que probablemente tendrían los peores problemas de conducta años más tarde. Estos pueden ser niños que intimidan a otros a pesar de las consecuencias o de cómo se sientan las víctimas.
“Estas son señales que los padres y médicos deberían tener en cuenta, ya que puede ser la señal de algo más que los ‘terribles 2’”, dijo Lucas Hyde, profesor asistente de psicología en la Universidad de Michigan y autor principal del estudio.
De hecho, cuando estos comportamientos no se corrigen, los niños podrían tener problemas con la ley en el futuro. Aunque la mayoría de los niños superan estos comportamientos, la investigación ha demostrado que la mayoría de los criminales de carrera comenzaron su comportamiento antisocial durante sus primeros años de vida. Los nuevos resultados aparecen en línea en el American Journal of Psychiatry.
Los comportamientos insensibles/sin emociones son muy distintos de otros problemas de comportamiento, dijo Jenae Neiderhiser, profesora de psicología en la Universidad Estatal de Pensilvania, que formaba parte del equipo de investigación y co-dirigió la recolección de datos que informan este estudio.
“Si podemos identificar a estos niños temprano podemos tener una mejor oportunidad de intervenir en su desarrollo,” dijo ella.
Más allá de la identificación de estos comportamientos como los primeros signos de problemas, el más reciente trabajo de los investigadores arroja luz sobre los orígenes de los comportamientos. Décadas de investigación han demostrado que la crianza dura y negativa está vinculada con el desarrollo del comportamiento antisocial.
“El desafío en esta investigación ha sido conocer el verdadero origen de estos comportamientos porque los padres cuidan de sus hijos y proporcionan los genes de sus hijos. Así que ha sido difícil saber si estamos viendo que la crianza provoca estos comportamientos, o es sólo una signo de los genes que se transmiten al niño”, dijo Hyde, quien también está afiliada con el Centro de Crecimiento y Desarrollo humano y el Instituto de Investigaciones sociales de la Universidad de Michigan.
Este es el primer estudio conocido que se centra en las causas de este tipo de comportamiento temprano.
Para examinar el papel de la naturaleza versus la crianza, el equipo siguió a 561 familias con hijos adoptivos, documentando la historia de madres biológicas “de conducta antisocial grave”, así como los comportamientos de padres e hijos adoptivos. Las observaciones de refuerzo positivo de la madre adoptiva tuvieron lugar cuando el niño tenía 18 meses de edad, y a los 27 meses, los investigadores examinaron el comportamiento del niño.
El equipo encontró que el comportamiento antisocial las madres biológicas predijo conductas insensibles y sin emociones en sus niños que fueron adoptados en su infancia, a pesar de tener poco o ningún contacto con ellas. Es decir, estos comportamientos fueron heredados.
Sin embargo, los investigadores encontraron que altos niveles de refuerzo positivo por las madres adoptivas contribuyeron a mitigar este tipo de comportamiento.
“Estos hallazgos son importantes porque significan que los programas de tratamiento que ayudan a los padres a aprender a ser más positivos pueden ayudar a frenar el desarrollo de estas conductas,” dijo Rebecca Waller, una investigadora de la U-M, que contribuyó al estudio.
El equipo estará siguiendo este grupo de niños hasta la adolescencia temprana para determinar si estos comportamientos persisten desde la niñez temprana.
“El mensaje final muy emocionante de este estudio es que las interacciones positivas pequeñas, día a día, pueden hacer una gran diferencia en el desarrollo de los niños,” dijo Leslie Leve, profesora de la Universidad de Oregon quien co-dirigió la colección de los datos para este estudio.
“Incluso cuando un niño ha heredado un conjunto muy difícil de comportamientos, oyendo ‘buen trabajo’ o recibir una palmada en la espalda puede ayudar a proteger a ese niño de desarrollar graves problemas derivados de sus dificultades heredadas”.
El estudio, que cuenta con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud y el Instituto de Investigación de Ciencias Sociales de la Universidad Estatal de Pensilvania, es el segundo de una serie de documentos dirigidos por Hyde y Waller.
Otros investigadores del proyecto incluyen Christopher Trentacosta, profesor asociado de psicología de la Universidad Estatal de Wayne; Daniel Shaw, profesor de psicología de la Universidad de Pittsburgh; Jody Ganiban, profesora de psicología clínica / de desarrollo, de la Universidad George Washington; y David Reiss, profesor clínico de la Universidad de Yale.