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Los latinos indocumentados en Estados Unidos—como por miedo a la deportación—reportan una peor salud física y mental en comparación con los de estatus legal, según un nuevo estudio de la Universidad de Michigan.
Independientemente de sus problemas de documentación, los participantes latinos que tienen un mayor sentimiento de apoyo presentan menos síntomas negativos de salud mental, según el estudio.
“Construir un sentido positivo de comunidad, ya sea entre amigos, familiares y vecinos, u organizaciones como iglesias y centros comunitarios, sirve como escudo protector contra los sentimientos antiinmigrantes y la discriminación sistémica”, dijo la primera autora Fernanda Lima Cross, profesora asistente en la Escuela de Trabajo Social de la U-M.
“Tener una red de apoyo social promueve sentimientos de pertenencia, lo que es útil para aquellos que navegan por este país como inmigrantes Latinos”.
Según el Instituto de Política Migratoria, hay unos 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, la mayoría de ascendencia latina. A pesar del gran tamaño de esta población, el acceso a recursos de apoyo a la salud mental y física es relativamente bajo debido a barreras sociales, sistémicas y lingüísticas.
Las brechas surgen debido a la indocumentación, lo que agrava aún más la capacidad de las personas para acceder a los recursos y aumenta su propensión a padecer problemas de salud mental y física no diagnosticados.
La conciencia de la posible discriminación por parte de los funcionarios gubernamentales, trabajadores de la salud y los encuentros cotidianos desalienta a los indocumentados a buscar atención, dicen Cross y sus colegas, que hablaron con casi 500 adultos latinos en el condado de Washtenaw, Michigan, entre el 2013 y 2014.
“El objetivo de esta recopilación de datos fue para proporcionar una instantánea vista a la salud y la salud mental de la población Latina del condado para aumentar la conciencia de las necesidades y fortalezas de la comunidad, lo que puede apoyar el desarrollo de programas e intervenciones, así como proporcionar información a las agencias y los clínicos que trabajan con la comunidad”, dijo Cross.
Aunque los datos son de hace una década, los resultados siguen siendo aplicables hoy en día, dice Cross. Cuando se acumularon los datos, los inmigrantes latinos en el condado de Washtenaw vivían en hipervigilancia debido a las redadas comunitarias bajo la administración de Obama. Desde entonces, los inmigrantes latinos continuaron experimentando marginación y discriminación a lo largo de la administración Trump, dice.
“Luego, todos fuimos golpeados por la pandemia de COVID-19 que no solo impactó más profundamente a las comunidades Latinas, sino que también sacó a la luz el papel de los determinantes sociales de la salud como factores subyacentes que contribuyen a las disparidades de salud”, dijo Cross. “Ahora estamos empezando a encontrar una nueva normalidad después de la pandemia y sabemos que sentirnos apoyados por quienes nos rodean marca la diferencia. Nuestros resultados respaldan empíricamente esta afirmación”.
Los resultados, que aparecen en la revista Journal of Racial and Ethnic Health Disparities, sugieren que el apoyo a la comunidad latina del condado de Washtenaw repercute directamente a la salud.
“El apoyo social influye positivamente en la salud de los latinos”, afirma Cross. “Alrededor del 90% de nuestros participantes eran nacidos en el extranjero y el 60% había vivido en los EE. UU. durante al menos 10 años. Estos porcentajes demuestran el poder de sentirse apoyados en su comunidad incluso por aquellos inmigrantes más establecidos”.
En la década de 2010, cuando existía Casa Latina, las familias e individuos latinos tenían un espacio para congregarse y encontrar apoyo.
“Ya no lo tenemos, pero la necesidad persiste”, dijo Cross. “Necesitamos más programas y espacios físicos para apoyar a los inmigrantes latinos, donde se sientan seguros, bienvenidos e incluidos, especialmente aquellos con problemas de documentación. Expresar apoyo a esta comunidad puede venir de cualquiera de nosotros”.
Escrito por Fernanda Pires, Michigan News, adaptado al español por Juan Ochoa, Michigan News